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El optimismo en tela de juicio
Según los nuevos investigadores, del University College de Londres (Reino Unido), los estudios que han sugerido que las personas tienden a ser inherentemente optimistas pueden haber fallado al emplear un método de medición llamado “sesgo de optimismo”, por el que una persona cree que su oportunidad estadística de desarrollar un cáncer, por ejemplo, queda muy lejos de tener que preocuparse de ello. Ese excesivo optimismo provoca no reconocer realmente sus posibilidades de contraer cáncer.
Así pues el optimismo está en tela de juicio. “Tenemos que buscar nuevas formas de estudiar el sesgo de optimismo para establecer si se trata de una característica universal de la cognición humana o no”, afirma Adam Harris, coautor del estudio que publica la revista Cognitive Psychology.
En este momento, no hay una fuerte evidencia de que exista tal sesgo de optimismo, según los investigadores.: “No hay evidencia de que las personas utilizan la información deseable de manera diferente a partir de información no deseada”, comenta Harris.
Tali Sharot, neurocientífico del University College de Londres que estudia el sesgo de optimismo y que no participó en el nuevo estudio, dijo no estar de acuerdo con la conclusión de que no hay evidencia de sesgo de optimismo: “Es absolutamente falso” comentó a la revista Live Science, añadiendo que numerosos estudios previos ya han sugerido la existencia de tal sesgo.
En el nuevo estudio, los investigadores hicieron experimentos con 13 participantes, pidiéndoles que evaluaran la probabilidad de 80 posibles eventos que podían sucederles a lo largo de su vida. Algunos de los eventos representaban algo bueno, como tener un niño sano, encontrar dinero en la calle, y otros fueron negativos, como contraer cáncer u otro tipo de enfermedad similar o ser robado.
De la misma forma, los expertos también crearon simulaciones computarizadas que fueron diseñadas para actuar de forma racional, sin prejuicios, en respuesta a información acerca de la probabilidad estadística de un evento negativo o positivo en la vida. Debido a que estas simulaciones son artificiales y no son seres humanos reales, no son capaces de ser intrínsecamente optimistas, por lo que no podrían tener un sesgo hacia el optimismo, apuntan los investigadores.
Sin embargo, descubrieron que las simulaciones por ordenador producían patrones de datos que parecía como si estas simulaciones contaran efectivamente con un sesgo hacia el optimismo. Este hallazgo sugiere que la impresión de este sesgo puede surgir únicamente a partir de los procesos estadísticos que no están conectados con las reacciones reales de las personas.
Si bien es cierto que ciertas personas pueden ser optimistas en ciertas situaciones (pensando que nuestro equipo de fútbol favorito va a ganar, por ejemplo) no demuestra que los seres humanos seamos una especie inherentemente optimista en todas las situaciones que se producen o que tal sesgo de potencial optimismo sea una característica de la cognición humana.