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VIDEOBLOG CON AURORA FERRER

Wall-e, ese tierno robot... ¿era un genocida?

Todos adoramos a Wall-e. Sin embargo, si lo pensamos friamente, el adorable robot podría haber sido en realidad un genocida.

En la película, vemos que él es el único superviviente entre sus amigos robots. Sus compañeros yacen a su alrededor, inertes y amontonados en bloques de basura.

Esto plantea varias preguntas: ¿Qué pasó con todos esos robots que hoy son solo chatarra? ¿Por qué Wall-e sigue siendo funcional cuando todos sus compañeros se han estropeado?

Recordemos cómo actuaba cuando estaba frente a las piezas de otros robots desactivados: como un auténtico caníbal. Profana los cuerpos y arranca aquellas partes que le vienen bien, llegando a tener una especie de altar en el remolque donde vive.

Diréis: ¡Es que es un robot!. Error. La película nos muestra que es sensible y muy capaz de empatizar, sintiendo dolor, amor u otras emociones como el miedo. Reconoce a compañeros robots como seres vivos y, además, se enamora de uno (EVA).

En cambio, no muestra reparo alguno cuando arranca partes de su cuerpo a los cadáveres de sus colegas. La teoría apunta a que podría haber sido un robot con algún defecto en su programación con un problema añadido de Diógenes. Mataba a sus compañeros; coleccionaba cosas que no tenían ningún valor.

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