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CONOCE A BRANDON BALLENGÉE
El biólogo Brandon Ballengée es también un artista: utiliza imágenes de anfibios, peces, insectos y aves de extraño aspecto para llamar la atención sobre problemas ambientales. Su investigación se centra en los animales que presentan malformaciones en el cuerpo y las causas de estas deformidades.
Algunas de las diapositivas que componen la obra del artista y biólogo canadiense Brandon Ballengée parecen salidas de un museo natural de los horrores: ranas con cuatro patas (y media) o con una sola extremidad, palomas difuntas y polluelos nacidos sin un hálito de vida. Así es como este peculiar científico intenta concienciar sobre desastres ecológicos y el vínculo que existe entre personas y animales.
“Como artista, biólogo y activista ambiental, me preocupan las comunidades, tanto humanas como no humanas, afectadas por el cambio climático y otros problemas ecológicos del Antropoceno”, explica Ballengée en su declaración de intenciones. Para afrontar estos fenómenos, “cada vez más globales y complejos”, hacen falta “la creatividad de artistas, científicos y aquellos involucrados en disciplinas combinadas que asuman los retos que tanto la nuestra, como el resto de especies afrontan”, asegura.
El biólogo lleva más de 20 años compaginando esta labor de concienciación social con su trabajo como investigador. El resultado son distintos proyectos, entre fascinantes y aterradores, que se exponen parcialmente en el Museo de Arte de la Universidad de Wyoming.
Las series incluyen fotografías, grabados y reconstrucciones de anfibios, peces e insectos en extrañas condiciones. No se trata de imágenes al uso, puesto que ilustran el trabajo de los científicos en el campo y el laboratorio. Por ejemplo, esqueletos de ranas y otros anfibios desproporcionados aparecen coloreados en tonos rojizos y azulados sobre un fondo blanco; su aspecto es consecuencia del blanqueamiento químico y posterior tinte que aplican los expertos para analizar las muestras.
Así, pequeñas ranas y renacuajos deformes protagonizan la serie Malamp, que Ballengée ha basado en los estudios que él y otros científicos realizan para averiguar las causas de anormalidades físicas en animales. Una de ellas es la infección por el trematodo 'Ribeiroia ondatrae', un diminuto organismo parásito que altera el correcto desarrollo de las extremidades de anfibios y puede llevar a provocarles la muerte al no poder moverse.
Los polluelos de la colección Season in hell (algo así como ‘Estación en el infierno’), arqueados en escabrosas posturas, aparecen en color azul, algunos modificados antes de nacer para impedirles el vuelo y otros encontrados muertos dentro del huevo.
Sin embargo, algunas obras del biólogo muestran cuerpos inalterados, como los cadáveres de palomas que forman parte de la colección de especímenes de Darwin conservada en el Museo de Historia Natural de Londres. Ballengée fotografió las aves en el 2003 mientras pasaba algún tiempo como artista en residencia en la institución británica y, posteriormente, creó diferentes 'collages' combinando digitalmente las instantáneas con imágenes de fibras de algodón vistas al microscopio.
Otras de sus series muestran huevos de rana en desarrollo, polluelos aun dentro del cascarón y páginas de libros de historia natural con especies extinguidas. El artista asegura que su intención no es avisar al público de un problema simplemente señalándoselo, sino conseguir que lo experimenten en sus propias carnes.
Todo esto tiene un inicio: mientras estudiaba el doctorado, Ballengée analizó la ocurrencia de deformidades en anfibios. Ahora es un investigador en la Universidad Estatal de Louisiana, donde trabaja en el Museo de Ciencias Naturales adscrito a la institución. Allí colabora con los conservadores de peces en un proyecto para alertar sobre las consecuencias del vertido de crudo ocurrido en 2010 en el Golfo de México.
En la actual iniciativa combinan tanto imágenes de los animales fallecidos por la catástrofe como campañas para estudiar la biodiversidad presente en la zona. Su próxima serie, llamada ‘Fantasmas del Golfo’, se basa en esta desgracia medioambiental. En ella utiliza el ‘giclée’, una técnica para reproducir obras de arte con una impresora de chorro de tinta, para plasmar fotografías de pequeños pececillos muertos hallados durante el vertido.
Según el biólogo, es difícil dar a conocer hechos tan fatídicos mediante piezas que combinan el horror con la belleza. Probablemente nunca hubiéramos podido imaginar que una rana deforme o el cadáver de un polluelo tuvieran el más mínimo ápice de hermosura, pero Ballengée demuestra que incluso la muerte tiene algo de artística.