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EN EL MUSEO DE HISTORIA NATURAL DE NUEVA YORK
El ‘Titanosaurus’ es uno de los monstruos que protagonizan la película japonesa de los años 70 ‘Godzilla contra Mechagodzilla’. El reptil gigante de la ficción comparte nombre (aunque no demasiados rasgos físicos) con un género de dinosaurios que vivió hace más de 95 millones de años.
Un granjero de la Patagonia Argentina descubrió el año pasado los restos de uno de estos herbívoros: se estima que medían unos 40 metros de largo, 20 de alto y pesaba lo mismo que 14 elefantes. Sus descomunales medidas le convierten en el mayor dinosaurio descubierto hasta la fecha.
Después del casual avistamiento, los fósiles fueron desenterrados por un equipo de científicos del Museo de Paleontología Egidio Feruglio, que halló un total de 150 piezas pertenecientes a siete individuos distintos. Ahora en el Museo de Historia Natural de Nueva York se preparan para recibir los enormes huesos, que a principios de 2016 deberán estar instalados en una sala como parte del esqueleto completo.
Las unidades recogidas en Argentina solo suponen alrededor del 40% de la anatomía de estos dinosaurios, así que los expertos de la institución estadounidense tienen que arreglárselas para fabricar el resto. Afortunadamente, el cuerpo del ‘Titanosaurus’ es simétrico: si el hueso de una de sus partes falta, será exactamente igual al del lado contrario: solo tienen que replicar una imagen especular de este último para rellenar el hueco.
Aunque hace años los científicos realizaban esta tarea construyendo moldes que luego rellenaban con yeso o fibra de vidrio, la tecnología ha permitido que actualmente el proceso sea mucho más sencillo.
Reconstruir un esqueleto con huesos de este calibre no es tarea fácil / Steve Starer en Flickr CC
Primero, se escanea la superficie de las piezas existentes para obtener la estructura en formato digital y darle la vuelta después (obteniendo así la versión que mostraría un espejo). El siguiente paso consiste en imprimir la pieza artificial en tres dimensiones.
Los materiales que se utilizan como recubrimiento y relleno son distintos. Mientras que su interior suele contener una especie de espuma sintética, el exterior está revestido con resinas o fibra de vidrio.
La ballena azul aún mantiene el récord en peso: puede alcanzar las 180 toneladas / InSapphoWeTrust en Flickr CC
Las nuevas partes son más ligeras que las originales, lo que ayuda bastante en el proceso de montaje del esqueleto: tienen que mantenerse unidas y muchas veces suspendidas en el aire, así que demasiado peso no es bueno. Sus responsables calculan que tardarán alrededor de una semana en acoplar todas las piezas e instalar la estructura completa.
Como si se tratara de un mueble del Ikea, todo tiene que ir en su sitio para que no termine hecho añicos. Y, a diferencia de lo que ocurre con el mobiliario del hogar, los huesos verdaderos podrían hacer bastante daño a los visitantes del museo.
El nuevo habitante del edificio encontrará a su alrededor algunos compañeros que tampoco se quedan cortos en tamaño. La estructura ósea de la ballena azul que alberga una de las salas de la institución estadounidense mide casi 29 metros de largo y, uno de sus primos, el ‘Tiranosaurus rex’, alcanza los 63. El ejemplar de un joven ‘Barosaurus’ no tendrá la oportunidad de conocerlo: abandonará su actual ubicación para dejarle sitio al recién llegado.