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LOGRÓ LO QUE LOS PESTICIDAS NO CONSIGUIERON

Una avispa enviada por correo certificado ha salvado miles de cultivos

Los agricultores del sur de la India se recuperan de pérdidas millonarias causadas por la plaga de un insecto gracias a la importación de avispas manipuladas en laboratorio para combatirlo.

Acerophagus papayae CC

Se llama Paracoccus marginatus, aunque su nombre de pila es cochinilla de la papaya. Este minúsculo insecto de dos milímetros de largo por 1,5 de ancho viajó en 2010 desde México, uno de sus lugares de origen, hasta la India. En solo un año se extendió por el sur del país asiático, alojándose en los cultivos de papaya y arruinando el 80% de la producción, lo que generó pérdidas de 180 millones de euros a los productores cada año.

Resultaba imposible luchar contra el insecto invasor con los medios convencionales, o sea los pesticidas. La hembra de la cochinilla está recubierta por una especie de capa de cera blanca que la protege mejor de los químicos que otros insectos. Es más, cuanto más se recurre a los insecticidas, más resistente se vuelve a ellos este insecto, según las conclusiones de la Universidad Agrícola del Estado de Tamil Nadu, situada al sur del país.

Para expandirse, la cochinilla forma bolsas de algodón sobre las hojas y los frutos de los cultivos, y se alimenta de la savia de los arbustos frutales introduciendo sus estiletes en la hoja, el fruto o el tallo. Pero no se conforma con eso: también inyecta una toxina en las hojas que las deforma y les impide crear clorofila. El resultado es que las hojas y los frutos caen antes de tiempo, arruinando cosechas enteras.

La solución a la invasión de la cochinilla no vino de los pesticidas, sino de un enemigo de su misma talla, según relata la revista india Fountain Ink.

Se trata de una avispa amarilla de alas transparentes de nombre científico Acerophagus papaye, enviada por correo certificado desde el Ministerio de Agricultura de Estados Unidos a la Oficina Nacional de Insectos Importantes para la Agricultura, con sede en Bangalore. En este instituto de investigación, que depende del Gobierno indio, se estudia la relación entre los insectos y su impacto en la agricultura.

Una vez transportadas allí, las primeras pruebas confirmaron que estas avispas eran las candidatas idóneas para luchar contra la cochinilla de la papaya.

La fuerza de estas avispas es su capacidad reproductora. Cada una de ellas puede poner hasta cincuenta huevos, o sea un huevo por cada cochinilla, lo que significa que una sola avispa puede matar a 50 cochinillas, y así sucesivamente a medida que nacen nuevas avispas. Las autoridades indias soltaron a estos insectos a finales de 2010, y los primeros resultados llegaron a principios del año siguiente.

“En tres o cuatro meses, el problema disminuyó del 42% al 32%”, según ha contado el equipo de Entomología de la Oficina Nacional de Insectos Importantes para la Agricultura a Fountain Ink. Para la siguiente cosecha, el número de cochinillas había bajado del umbral peligroso para los cultivos, y en 2013 la producción de papaya se había recuperado hasta el mismo nivel previo a la invasión del insecto mexicano.

El experimento ha servido a las autoridades indias para apoyar la lucha contra las plagas con herramientas menos agresivas para la tierra y los cultivos. A fin de cuentas, los científicos observaron que la cantidad de pesticidas para luchar contra la cochinilla era tan elevada, que aunque los frutos sobrevivieran, se habían convertido en tóxicos para la alimentación.