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MEDIO AMBIENTE Y SALUD
Un equipo del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERSP) perteneciente al Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III lleva años revisando la incidencia de cinco tipos de cáncer (mama, colorrectal, gastroesofágico, leucemia y próstata) entre la población que vive cerca de plantas industriales en España.
Este equipo ha publicado recientemente un estudio, que podría haber sido el guión de una película. Desgraciadamente, los sistemas de geolocalización y el Registro Europeo de Emisiones y Transferencias de Contaminantes (E-PRTR) han llevado a confirmar la incidencia de un 30% más de cáncer de mama entre las mujeres que vivían a uno o tres kilómetros de distancia de una industria, y hasta un aumento del 17% de mortalidad por cáncer que otras poblaciones no expuestas.
¿Casualidad? Los científicos son prudentes, pero no dudan en advertir del posible riesgo para la salud que implica esta cercanía a los núcleos contaminantes industriales.
“Hay grandes cantidades de emisiones de carcinógenos en las proximidades de las ciudades del suroeste, este y norte del país y la cantidad total de carcinógenos emitidos es considerable (arsénico, cromo y cadmio)”, señalan los autores.
“Aunque las emisiones de algunos carcinógenos en las cercanías de ciertas ciudades se redujeron durante el período de estudio, aumentaron las emisiones de benceno, dioxinas + furanos y bifenilos policlorados”. Se calcula que cerca de nueve millones de personas viven cerca de estos núcleos de emisión de carcinógenos.
Suicidios y Alzhéimer
Por si fuera poco, los núcleos contaminantes no solo provocan este aumento en la incidencia del cáncer entre la población. Otro equipo de científicos mexicanos de la Universidad de Montana están desarrollando una investigación paralela, en su caso para determinar cómo afecta la contaminación al cerebro.
Los científicos -coordinado por la doctora Lilian Calderón-Garcidueñas- acaban de publica un interesante estudio en la revista Enviromental Reserarch, donde expone la relación entre el Alzhéimer -detectado a través de unas proteínas características- y la exposición a lugares de alta contaminación.
¿Cómo funciona esto? Creen que las pequeñas micro partículas suspendidas en el aire “infectan” al cerebro cuando inhalamos aire contaminado por la nariz. También observaron un aumento en la incidencia de los suicidios entre jóvenes que vivían bajo la “neblina” de la contaminación.
Curiosamente, no es la primera vez que la ciencia se manifiesta sobre los riesgos de la polución. Ya en el año 2016, la revista The Proceedings of the National Academy of Sciences(PNAS) publicaba otro artículo en el que precisamente se hablaba de las nano-partículas magéticas que se quedan suspendidas en el aire y nos entran por las vías respiratorias… alcanzando el circuito coronario y en último lugar, el cerebro. Cada vez es más urgente buscar una solución que termine con la peligrosa polución en la ciudad.