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PASA DE ÁFRICA A AMERICA DEL SUR

La capital de los rayos no está en África, sino en un lago de Venezuela

Los lugareños la llaman "el relámpago de nunca acabar del Catatumbo", y con toda la razón, porque los rayos pueblan sus cielos prácticamente 300 días al año.

Rayos en el cielo Flick

Hasta ahora se pensaba que la cuenca del Congo, en África, era el epicentro de las tormentas eléctricas del mundo, según datos recogidos por satélite durante un quinquenio a finales del siglo pasado. Un estudio realizado durante más tiempo, entre 1998 y 2013, lo han fijado bastante más lejos: en el lago Maracaibo, en el noroeste de Venezuela.

Después de rastrear los rayos durante 16 años, un equipo científico de Estados Unidos y Brasil ha concluido que cada kilómetro cuadrado de la zona se enfrenta a una media de 233 destellos de electricidad al año.

Al lugar ya se le conocía por este hecho, que se produce gracias a la mezcla de la topografía y el clima. Éste es caliente y húmedo, por la cercanía del viento cálido del mar, lo que mezclado con la brisa fresca de las montañas próximas a los Andes provoca que sea un lugar fetiche para las tormentas eléctricas.

Lo que no se tenían hasta ahora eran datos concretos del que es el lago más grande de América del Sur. El fenómeno ocurre en la mayoría de los días del año, concretamente 297 días de media, según los investigadores que han publicado sus conclusiones en el 'Bulletin of the American Meteorological Society'.

Para determinar con exactitud la capital mundial de los rayos, los autores indagaron en los datos recopilados por un sensor situado en el satélite de la NASA que mide las lluvias tropicales. Este sensor ultra preciso es capaz de captar con infrarrojos hasta los destellos que tienen lugar a plena luz del día.

Belleza... y riesgo

Para contabilizar hay que tener en cuenta cambios rapidísimos, por lo que se suele medir una zona concreta, pudiendo comprobar así si hay cambios repentinos en el brillo de fondo: si lo hay, el sensor lo registra como un relámpago. Por lo tanto, la tecnología ha tenido mucho que decir en esta posibilidad de medición sin precedentes de los detalles más insignificantes.

Los cazadores de tormentas tienen un 80% de posibilidades de disfrutar de una en este lugar, pero también corren peligro, porque aumenta el riesgo de ser alcanzado por un rayo. Tanto es así que Jonas Pointek, que ha documentado las tormentas que tienen lugar en el lago, cuenta que se puede incluso leer un libro en medio de la noche del brillo que desprenden.

Un especialista en este tipo de turismo cuenta a 'The New York Times' que los que se enfrentan a un riesgo mayor son los que van en barca, y que en la zona suelen morir así entre una y tres personas al año a causa de los rayos. El equipo que ha realizado la investigación ha enviado globos sonda a la zona para ser más precisos a la hora de saber cuándo y dónde caerá un rayo -y, de paso, arriesgarse menos-

La frecuencia y la intensidad de los relámpagos suelen cambiar en las tormentas, tornados y huracanes. Gracias al sensor que ha permitido realizar este estudio, se pueden entender patrones de comportamiento para predecir mejor estos fenómenos, aunque para ello sería conveniente hacer un seguimiento a medida que avancen a lo largo y ancho del planeta.

Destronando a la cuenca del Congo

El hecho de que la 'capitalidad del rayo' cambie de lugar es en parte anecdótico: el lago de Maracaibo habrá destronado a la cuenca del Congo, pero eso no quiere decir que África no sea el centro neurálgico de la actividad de los rayos en el mundo, ya que alberga seis de los diez lugares del mundo más propicios para las tormentas eléctricas.

Estos fenómenos se concentran en el ecuador del continente africano y generalmente caen sobre tierra firme, no sobre agua, siendo los centros neurálgicos de la actividad el lago Victoria y otros lagos a lo largo del valle del Rift, con una geografía similar al lago situado en territorio venezolano. El Estado de Zulia, en el país sudamericano, no se equivocó al colocar un rayo en su bandera.