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COMPORTAMIENTO DIFERENCIADO ENTRE MACHOS Y HEMBRAS
Un niño juega con una pistola y una niña lo hace con una muñeca. Puede ser un estereotipo creado por la televisión y sus padres o una conducta determinada en nuestra biología. Se trata de un debate abierto que se vive acaloradamente y para arrojar luz sobre el asunto un equipo de investigadores de EEUU se ha fijado en nuestros primos más cercanos.
Su trabajo, recién publicado, muestra que desde su más tierna infancia los chimpancés niños visten de azul y las chimpancés niñas visten de rosa, por así decirlo. Y no son los únicos primates que muestran desde pequeñitos un comportamiento bien distinto entre machos y hembras.
Este estudio, que cuenta con la firma de la prestigiosa primatóloga Jane Goodall, concluye que machos y hembras de chimpancé muestran cómo desde la cuna están programados para comportarse de distinta forma en sociedad.
Los investigadores analizaron el comportamiento de los 'niños' del clan Kasekela, un grupo de hasta 62 individuos del Parque Nacional de Gombe al que Goodall dedicó algunos de sus mejores años. Estudiando detalladamente las anotaciones de la primatóloga y su equipo, los investigadores dieron con una pauta de comportamiento muy distinta entre las 20 crías del grupo: los pequeños machos eran notablemente más sociables que las hembras.
El equipo de Goodall hacía una anotación cada vez que un bebé se acicalaba, jugaba o de cualquier otra forma interactuaba con otro miembro del grupo. Los machos estaban mucho más abiertos a socializar y se toquetearon con muchos más chimpancés que ellas. “Nuestros resultados demuestran que las diferencias de sexo en el comportamiento social de los chimpancés jóvenes está presente desde las primeras incursiones en su grupo social”, aseguran los autores, que publican su estudio en Animal Behaviour.
Las crías macho se acercaban a otros miembros del grupo casi más que sus madres, de las que apenas se separan en los primeros años de vida. Sin embargo, las hembras se relacionaron mucho menos que sus madres, lo que muestra que evitan deliberadamente el contacto con otros chimpancés adultos. Ya se ha documentado en otras especies la tendencia masculina a aprender a golpes, interactuando físicamente, como preparación a una edad adulta de peleas y rivalidad violenta, señalan los autores del estudio.
Y del mismo modo, una tendencia natural en las crías femeninas a jugar simulando la maternidad se ha documentado en múltiples especies. Estas diferencias en la infancia también se han encontrado en los seres humanos: por ejemplo, en los recién nacidos, las bebés lactantes prefieren mirar una cara (objeto social), mientras que los bebés varones prefieren mirar un móvil (un objeto mecánico).
“En su conjunto, estos estudios consistentes y la acumulación de diferencias sexuales en el desarrollo de la conducta de los primates no humanos sugieren que mientras que la socialización de género en los seres humanos puede desempeñar un papel en el aumento de las diferencias entre hombres y mujeres jóvenes, estas diferencias sexuales de comportamiento están arraigadas en nuestro patrimonio biológico y evolutivo”, concluyen los investigadores.