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¿LOS HAS PROBADO TODOS?

Cinco tipos de orgasmos (y cómo tener más de cada uno)

'Y fueron felices y comieron perdices', o no. Hay muchos tipos de finales felices, y en cuestión de sexo, seguro que te quedan por experimentar unas cuantas formas de disfrutar del clímax.

Mujer de espaldas Du Truong / Flickr

A diferencia de los hombres, muchas mujeres no alcanzan el clímax durante las relaciones sexuales. Y no es precisamente porque no puedan, sino porque no consiguen la estimulación adecuada o no se excitan correctamente sus zonas erógenas (que son unas cuantas). Quizás conocer y probar los distintos tipos de orgasmos que se pueden disfrutar incentive el próximo intento.

Te ofrecemos nuevas ideas que sirven igualmente para quienes sí gozan en la cama lo más grande. Porque disfrutar en cada encuentro del mismo tipo de orgasmo -por no hablar de la poca originalidad en las posturas- puede resultar de lo más repetitivo. ¿Cuántas de estas has experimentado?

El orgasmo clitoridiano

Uno de los más sencillos de conseguir para las féminas, que se alcanza a través de la estimulación directa del clítoris. Según lo describe un estudio publicado en la revista 'NeuroQuantology' se trata de un orgasmo “localizado, agudo, explosivo y de corta duración”.

Los sexólogos coinciden en que la forma más rápida de alcanzarlos es mediante la masturbación, aunque algunas posturas sexuales como el perrito, en la que las manos de ambos quedan libres para excitar zonas erógenas más allá de la penetración, o la conocida como vaquera o 'cowgirl', en las que la mujer pueda aprovechar para frotar el clítoris contra su pareja durante el acto, son buenas opciones.

El orgasmo vaginal

Al contrario del anterior, es uno de los más complicados de conseguir para las mujeres. De hecho, son pocas las que aseguran haber disfrutado de uno de estos orgasmos que “se sienten en todo el cuerpo y son más duraderos que los clitoridianos”, tal y como describían los expertos en el mencionado estudio. Conocido también como el orgasmo del punto G, precisamente se alcanza estimulando esa zona erógena que se encuentra en la pared frontal de vagina. Y esto es más factible de conseguir a través de la penetración, y con buena puntería.

Que nunca hayas sentido un orgasmo vaginal no quiere decir que no puedas, es que no es tan sencillo de alcanzar: puedes probar con el misionero con un ángulo correcto de entrada o con la excitante postura de la mariposa que permite una penetración más profunda.

No obstante, como se explicaba en una investigación publicada en la revista 'Journal of Sexual Medicine', cuanto más tiempo dure el encuentro sexual más posibilidades de alcanzar “el gran orgasmo”. Y para que ellos duren más cambiar de posición y reorientar la penetración es clave.

Buenas noticias para las bienaventuradas que ya disfrutan de orgasmos vaginales: las mujeres que los alcanzan suelen ser más propensas a ser multiorgásmicas. Así que a trabajar la zona, porque por mucho que quieran continuar con el debate, admitámoslo: el punto G existe.

El orgasmo combinado o mixto

El combo perfecto que une el orgasmo clitoridiano con el vaginal simultáneamente. Puede llegar a durar de uno a quince minutos, de ahí que hasta en lenguaje científico los sexólogos lo denominen como el 'orgasmo gigante'.

Claro que para que la recompensa sea doble también hace falta multiplicar el esfuerzo: el clásico misionero, que además de penetración vaginal incluye roce del clítoris contra el pubis del hombre, o la mencionada vaquera o 'girl on top', en la que la mujer se coloca arriba y controla el ritmo, la fricción y el ángulo de penetración, posibilitan que se de este placer doble.

El 'coregasm' u orgasmo deportivo

No es broma, puedes alcanzar el orgasmo mientras practicas deporte. Surge como consecuencia del esfuerzo físico, pero es necesario alcanzar un ritmo cardíaco elevado que termina explosionando en una sensación orgásmica.

Debby Herbenick, investigadora sexual y autora del libro 'The Coregasm Workout', explica que es más factible conseguirlos si realizamos intensos ejercicios en los que se trabajen los abdominales inferiores consiguiendo que la intensidad baje de esta zona hacia nuestras partes íntimas.

Claro, no vale con hacernos una mera tabla de abdominales, tenemos que trabajar nuestros músculos hasta estar exhaustos, “y retomar el ritmo cuando empecemos a sentir un poco de emoción”, aconseja Herbenick. Aunque las mujeres que los han experimentado los describen como “menos intensos”, no deja de ser una agradable sensación para amenizar tu duro entrenamiento. Anímate a ir al gimnasio más a menudo, quién sabe..

El orgasmo sensitivo o musical

Bo estamos de broma. Algunos expertos aseguran que para alcanzar el clímax sólo hacen falta las melodías adecuadas. Los sexólogos creen que ese escalofrío que nos eriza la piel cuando escuchamos nuestra música preferida podría ser similar al de un microorgasmo.

Denominados como 'Frissons', según un estudio publicado en la revista 'Frontiers in Psychology', “ocurren cuando se produce un efecto inducido musicalmente que se asocia con una sensación de hormigueo agradable y placentera”. Los investigadores creen que surge como consecuencia de los cambios inesperados en la música -saltos rápidos en la melodía que pasa de suave a fuerte, y viceversa- que obligan a la mente a asimilar inesperadamente diferentes emociones así, de sopetón.

Hasta el momento, la única música ligada a este fenómeno ha sido la clásica, precisamente porque en sus piezas abundan los 'crescendos' y cambios de acordes. Sin embargo, los investigadores creen que las personas son más propensas a sentir reacciones físicas diferentes con temas que les resulten familiares. Busca esa canción que te pone los pelos de punta, y a gozar.