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POR SI NO HUBIERA SUFICIENTE CON LOS TEMBLORES

El daño del 'fracking' no es sólo sísmico: sus depósitos de aguas residuales contaminan

Un estudio ha relacionado directamente la contaminación del suelo en varias regiones de EEUU con la práctica del 'fracking'.

Instalación de fracking EFE

La técnica de extracción de hidrocarburos conocida como 'fracking' ha sido discutida por sus posibles problemas de seguridad durante los últimos años. La atención se había centrado principalmente en las posibilidades de que produjeran seísmos. Sin embargo, también existe la posibilidad de que se produzca contaminación por el agua utilizada en el procedimiento, algo que acaba de ser confirmado, en parte, gracias a un estudio del Servicio Geológico de los Estados Unidos.

El 'fracking' es una técnica usada para extraer aquellos hidrocarburos que se encuentran en un tipo de roca con muy poca permeabilidad llamada roca madre. Esta característica hace que no se pueda acceder al crudo mediante pozos convencionales, siendo necesario fracturar la roca. El proceso consiste en aplicar grandes cantidades de agua a alta presión, que contiene algunas sustancias que facilitan el proceso y que permiten liberar el petróleo y el gas natural.

Tras la inyección del agua en el subsuelo, una parte se recupera y debe ser almacenada en instalaciones específicas o en pozos subterráneos especiales. Sin embargo, algunos investigadores se habían mostrado preocupados por la posibilidad de contaminación ambiental.

“El rápido aumento de la producción de petróleo por métodos no convencionales durante la última década (…) plantea preocupaciones sobre la contaminación asociada a la liberación accidental de las aguas residuales al medio ambiente”, aseguran los autores del estudio.

A diferencia de los vertidos de petróleo, que se descompone en el suelo con relativa rapidez, el agua proveniente del 'fracking' es rica en sustancias inorgánicas, metales y sales que son resistentes a la biodegradación. “Hemos observado que la contaminación inorgánica asociada a las aguas residuales es muy persistente, con niveles elevados de contaminantes que se mantienen hasta 4 años después de los derrames”, afirman los investigadores.

Estudios anteriores ya habían encontrado contaminación en los alrededores de los pozos de extracción, sin embargo, hasta ahora no se tenía información suficiente que permitiera determinar cuándo se había producido el derrame o si su origen estaba realmente en las prácticas de 'fracking'.

En este nuevo estudio, que ha sido publicado en la revista 'Enviromental Science & Technology', los investigadores han desarrollado un método con el que es posible determinar la edad de los derrames e identificar su origen. Para ello analizaron varias zonas afectadas en Virginia Occidental y Dakota del Norte en busca de isótopos del radio, un elemento radiactivo, y sus productos de desintegración, como el torio y el plomo.

Rastreando estos elementos químicos, los investigadores fueron capaces de identificar si el derrame había sido originado en un pozo de 'fracking', ya que las aguas residuales de estas instalaciones suelen tener proporciones de isótopos de radio diferentes a las de perforaciones de petróleo y gas convencionales.