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UN VÍDEO VIRAL
Más de trece millones de usuarios han visto en una semana el vídeo que una persona subió a Youtube en el que una orangután hembra del zoológico de Barcelona se partía de risa tras hacerle un pequeño truco de magia.
A muchos impactó que algo que nos encanta a los humanos también pareciera gustarle a uno de nuestros primos más cercanos. Porque la mueca y carcajada es con lo que nos quedamos, pero lo cierto es que el animal observa todo el proceso con muchísima atención.
¿Quiere esto decir que tiene sentido del humor? Esta pregunta no es nueva y es un aspecto que ya ha aparecido en publicaciones como el 'International Journal of Humor Research' (sí, es una publicación seria a pesar del nombre).
En un artículo de 2001 de esta revista, la investigadora Jennifer Gamble sostiene que los grandes simios en cautividad suelen tener más predisposición al juego que sus compañeros en libertad. Esto es posible por la ausencia de depredadores y el acceso a la alimentación diaria.
Otro efecto añadido de su encierro forzado es que en sus recintos estos animales tienen acceso a objetos que jamás tendrían en naturaleza, por lo que las reacciones son totalmente distintas. En este punto podría estar una de las claves del comportamiento de Jinnga, de 6 años, en el vídeo. También que el humano que hace el truco le repitió varias veces el truco, por lo que tuvo tiempo de interiorizarlo.
La etóloga Marie Pelé no ve como algo absurdo señalar que la orangután se lo está pasando como si fuera un niño humano. Ésta dice, en una entrevista con 'Sciences et avenir', que “lo cierto es que la magia no le deja indiferente”. Esto no quiere decir que a todos los simios les pueda provocar esa reacción. “Es cuestión de personalidad, al igual que sucede con los seres humanos”, apostilla.
No tiene por qué ser risa
Otros expertos no ven tan clara la interpretación del vídeo. Miguel Ibáñez Talegón, profesor de Etología y Protección Animal en la Universidad Complutense, sostiene, tras ver el vídeo viral, que “está claro que les genera una emoción, pero no tiene por qué ser de risa”. Lo que hacemos es asociar un comportamiento humano a la reacción del animal.
El profesor afirma que “todos los animales tienen la necesidad de padecer emociones”. “Gracias a ellas afrontan las situaciones de la vida de una forma reaccional y no pasiva”, añade.
Lo que es cien por cien cierto es que los orangutanes comparten con nosotros el 97% del ADN y son capaces de repetir comportamientos y utilizar lenguaje de signos, por lo que no es nada descabellado que comprendiera el “lenguaje de la magia” solamente con repetirle varias veces el truco.