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a más de 100 kilómetros de nuestra superficie
Los diamantes son los mejores amigos de una chica, cantaba Marilyn Monroe. Sea verdad o no, si alguien, chica o chico, quiere diamantes, solo tiene que horadar en el interior de la Tierra. Y no hablamos de los tristemente famosos diamantes de sangre de África, sino de otros más profundos. Eso sí, está difícil llegar a ellos.
Según un estudio publicado hace unas semanas, en el que han participado investigadores de varias universidades, hay una cantidad de diamantes en el interior de la Tierra mil veces mayor que la que se pensaban.
Sin embargo, es difícil acceder a ellos: se encuentran a una distancia entre 145 y 240 kilómetros por debajo de la superficie, incrustados en grandes trozos de roca. Estos se denominan cratones y se encuentran bajo las placas tectónicas, en un lugar en el que apenas se han movido desde hace millones de años. Un lugar, también, al que es imposible llegar ahora mismo.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores registraron las ondas sísmicas de las partes más profundas del cratón, denominadas raíces, y con ellas trazaron una especie de mapa del interior de la Tierra. En él calcularon lo que tardaban en viajar las ondas a través de los cratones si en estos hubiera diferentes combinaciones de minerales.
Así, según sus conclusiones, del 1 al 2% de los cratones estarían compuestos de diamantes. El resto sería peridotita, la roca mayoritaria del manto terrestre, y eclogita, propia de la corteza oceánica.
Con respecto a la cantidad de diamantes y teniendo en cuenta el volumen de las raíces, el porcentaje se traduce en que existen unos mil billones de toneladas de piedras preciosas escondidas en las raíces de estos cratones. “Hay muchos más diamantes allí de los que nunca hubiésemos pensado”, ha dicho Ulrich Faul, científico del MIT, uno de los centros que han participado en la investigación. Que se haya generado se debe a las altas presiones y temperaturas del interior de la Tierra.
De momento, los investigadores son cautos, ya que por su profundidad es difícil estudiar los cratones. Partes de estas rocas salen a la superficie con el magma volcánico, algo que solo ocurre en unas decenas de millones de años.
“Nuestra comprensión de las profundidades de la Tierra continúa mejorando a medida que hacemos más mediciones, hacemos más experimentos y de vez en cuanto tomamos muestras”, ha dicho Joshua Garber, autor principal del estudio e investigador en la Universidad de California en Santa Bárbara. "Sospecho que continuaremos sorprendidos por lo que encontremos".