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MÁS DE MIL CETÁCEOS VARADOS EN CUATRO AÑOS
Los delfines que viven en la zona tocada por la marea negra que dejó la explosión de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon sufren una enfermedad pulmonar rara. Los cetáceos que nadan en las aguas de la bahía Barataria, en el golfo de México, donde estalló la plataforma en altamar de la compañía British Petroleum en abril de 2010, acusan anomalías hormonales que no se habían observado antes en otras poblaciones de delfines.
Es la conclusión de un nuevo estudio realizado por un equipo de expertos de la Agencia Americana Oceánica y Atmosférica (NOAA) y un grupo de académicos e investigadores de organismos no gubernamentales, publicado en diciembre en la revista Environmental Science & Technology. El documento, inspirado en un informe realizado en 2011, es, además, la primera prueba, según sus autores, de efectos tóxicos recurrentes observados en mamíferos que se vieron expuestos al crudo a raíz del accidente. El alcance del vertido en Barataria, al sureste de Luisiana, una de las zonas más tocadas por el petróleo, “supondrá probablemente una merma en la capacidad de los delfines de sobrevivir y de reproducirse”.
Las pruebas realizadas en 32 delfines, incluidos test de ultrasonidos para observar su capacidad pulmonar, arrojan un grave pronóstico para la mitad de los cetáceos analizados. El 17% de estos ejemplares no sobrevivirán.
Para salir de dudas, los investigadores compararon sus análisis con la salud de los delfines de la bahía Sarasota, en Florida, cuyas aguas están limpias de restos de hidrocarburos del DeepWater Horizon. El contraste resultó determinante. “Nunca he visto una prevalencia similar de animales muy enfermos y con inusuales condiciones anómalas en sus glándulas adrenales”, concluye el director de la investigación Lori Schwake en un comunicado de la agencia estadounidense.
Estos científicos arrojan que la enfermedad pulmonar aguda es cinco veces superior en los delfines de Barataria, de los que el 25% presentan además mermas en el peso habitual de estos cetáceos, con niveles muy bajos de glándulas adrenales, fundamentales para responder al estrés. Los investigadores también descartaron la influencia de otros químicos habituales en los océanos, como pesticidas, por su baja concentración.
La agencia estadounidense de los océanos y la atmósfera colabora desde hace tres años con el equipo de investigación que encontró condiciones inusuales de mortalidad en delfines y ballenas tras la explosión de la plataforma de BP en la costa del golfo de México, desde Texas y Luisiana hasta Florida. Desde febrero de 2010, este organismo lleva contabilizados 1.069 cetáceos varados, el 94% hallados muertos.
“La enfermedad severa documentada en este estudio y el continuo incremento de la mortalidad elevan la inquietud por el impacto en la población de delfines de la bahía Barataria a corto y largo plazo, concluye el estudio.