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ALIMENTOS SOSTENIBLES
Proteger la biodiversidad da un paso más y empieza poco a poco a relacionarse con el consumo. El descenso de las poblaciones de razas ganaderas y variedades vegetales endémicas de España ha empujado a la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente a crear el sello Consumanaturalidad, por el que los consumidores podrán adquirir productos derivados de estas especies autóctonas y así ayudar a protegerlas.
Según este organismo con esta marca, que ha sido financiada por la Unión Europea, se beneficiarán de manera directa o indirecta las 900 especies de la biodiversidad silvestre que se desarrollan en ecosistemas agrarios -de las cuales 170 están en peligro de extinción-, más de 140 razas de ganado autóctono que se producen en España -123 en peligro de extinción- y las más de 21.000 ganaderías basadas en razas autóctonas. Y, de paso, los más de 300.000 agricultores que viven del cultivo de variedades vegetales autóctonas.
José Ramón Justo, veterinario y director de la Federación de Razas Autóctonas Españolas (Federapes), que aglutinan veterinarios y ganaderos dedicada a la protección de especies ganaderas como el cerdo ibérico manchado de Jabugo, la oveja manchega negra o la gallina chulilla de Valencia, las especies autóctonas “son importantes porque pueden desarrollar un mercado local que proteja a los productores y de a conocer productos propios de alto valor añadido”.
El nuevo sello de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente arrancará con la lenteja pardina y el vino de tempranillo de la finca agropecuaria El Monte, la miel de Reyes de Ciudad Real, los vinos de Celler de la Muntanya de Alicante, la carne de tudanca del ganado de Anievas de Cantabria, el aceite de Casas de Hualdo de Madrid, el ganado de Lemos de O Saviñao de Lugo, los corderos de lojeña de Covecol de Granada y las fabas La Estela de Coaña de Asturias.
Los candidatos a lucir la marca Consumanaturalidad deben asegurar la protección de la biodiversidad mediante la producción de una variedad autóctona y su contribución a la protección de la diversidad biológica silvestre. Por ejemplo, el vino Celler de la Muntanya, que figura en la primera tanda de productos, se abastece de uvas autóctonas como la garnacha tintorera, merseguera o macabeo, procedentes de pequeños viñedos que recuperan la tradición vitivinícola en zonas donde se había abandonado.
Además, la bodega desarrolla su actividad en un ecosistema de bosque mediterráneo donde los viñedos conviven con distintos tipos de plantas aromáticas, y donde buscan refugio, cazan y se alimentan aves como el pinzón, el petirrojo, el carbonero común o el águila real, y mamíferos como la gineta. El objetivo de la marca es “facilitar a los consumidores toda la información necesaria para realizar una elección de compra responsable, y que sean ellos quienes a través de sus decisiones de consumo, contribuyan a la conservación de nuestra biodiversidad, y a la forma de vida de los profesionales agrarios que con su actividad conservan paisajes, tradiciones y nuestro patrimonio natural y cultural”.
El ganado de Anievas, en Cantabria, produce y distribuye carne en fresco de ganadería extensiva, “importante por su papel en el mantenimiento de la biodiversidad de flora y fauna de praderas cantábricas. Algunas especies de licénidos (lepidópteros) asociadas a estas praderas presentan una gran dependencia del mantenimiento de la actividad ganadera extensiva y sus prados de diente”, según recoge la ficha asociada a esta ganadería, seleccionada por la Fundación.
Para hacer llegar esta idea al consumidor, el lanzamiento de la marca irá acompañado de la proyección de documentales, el desarrollo de aplicaciones para móviles que permitan localizar los puntos de venta y consumo e información de rutas y recetas del paisaje relacionado con la marca.