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LOS HUMANOS ACABARON CON SU CASA
Los orangutanes son los más primitivos de nuestros primos lejanos y los que menos han evolucionado en los últimos 15 millones de años. Aún así compartimos el 97% del genoma con ellos, pero no hemos tenido ningún escrúpulo en arrinconarles en las islas de Sumatra y Borneo, los dos únicos lugares de Asia donde todavía quedan ejemplares.
En Sumatra se encuentran en peligro crítico, y en Borneo la situación no es nada halagüeña. Vivir en Indonesia, un país que en 2008 alcanzó el triste récord Guiness de la mayor tasa de deforestación del planeta no anima a pensar que la situación pueda revertirse.
Imaginad que un día despertáis con un fuerte traumatismo cerebral y el mundo que conoces no existe. Así comienza el documental 'Green: Death of the forest', con el ajetreado camino de una orangután dentro de una bolsa de equipaje en un destartalado remolque. Se debate entre la vida y la muerte mientras su cabeza, que sobresale de la bolsa, se mueve inerte durante el trayecto.
Despierta en una habitación donde intentan recuperarla para la vida, aunque desde el principio se sospecha que estamos asistiendo a los últimos días de una criatura que fue despojada de su hogar.
Green fue rescatada de una plantación de aceite de palma, una industria que junto a la del papel y la madera está ultrajando a pasos agigantados la isla de Borneo. En una escena se ve el momento de su rescate: su bosque estaba completamente arrasado, cual plaga bíblica, y ella estaba indefensa y con la parte izquierda de su cuerpo totalmente paralizada del golpe que sufrió.
A mayor demanda de este tipo de aceite, mayor ritmo de destrucción para convertir la selva diversa y rica de los orangutanes en terrenos monocultivo.
Al ver las imágenes de los últimos días de Green encerrada en un cuarto, aferrada a una vía de comida y medicinas, resulta difícil no estremecerse. Sobre todo al pensar que todos hemos contribuido a que haya desaparecido el 70% de la superficie forestal de Indonesia desde 1950.
El documental sobre la deforestación en Indonesia puede descargarse y visionarse gratis. Sin ningún tipo de narrador podéis asistir, mudos, a la tala de bosques desde el punto de vista de uno de los afectados. Sin ningún idioma y sin apenas hilo musical. Así lo decidió rodar y mostrar al mundo su director, Patrick Rouxel, que aseguró que Green “murió de tristeza, porque lo había perdido todo”.
Aunque el documental se rodó en 2009, cinco años después la situación sigue igual. Según denuncias de Greenpeace, que señala a grandes multinacionales como las responsables de este expolio y violación a la naturaleza, que afecta duramente al hábitat del orangután y otras especies, como el tigre o los elefantes de Sumatra.
Estos últimos son envenenados porque suelen vivir en las zonas bajas no montañosas, justamente donde se planta el aceite de palma, una planta cuyo corazón les gusta tanto que suelen arrancar en grandes cantidades. Esta industria poderosa acaba con todo lo que pilla por delante.