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EL AIRE QUE RESPIRAS EN CASA NO ES INOCUO, SEGÚN SCIENCE
Tan preocupados nos tiene la polución del "aire libre" que ignoramos los contaminantes que se acumulan dentro de los espacios cerrados cuando fumamos, encendemos la estufa o preparamos la cena, advierte en un estudio la revista Science.
Cuando pensamos en contaminación ambiental la primera imagen que se nos viene a la cabeza es una ciudad inundada de coches emitiendo masivamente humo por sus tubos de escape, con una boina de polución flotando sobre los edificios.
Y es lógico, teniendo en cuenta que una de cada nueve muertes prematuras las causa la polución del aire, y que Europa le acaba de dar a España un ultimátum para que cumpla la legislación en contaminación atmosférica. Sin embargo, con tanto mirar a los exteriores nos olvidamos por completo de la contaminación de puertas para adentro.
Porque tenlo claro: el aire que respiras dentro de casa y de la oficina no es ni mucho menos inocuo. Y paradójicamente, es el menos estudiado, a pesar de que "podemos llegar a pasar un 90% de nuestras vidas en espacios cerrados", tal y como advierte un artículo que publica esta semana la revista Science.
La nicotina en las paredes es cancerígena
La mezcla química explosiva más evidente es la que se produce en las habitaciones con fumadores. Cada vez que encendemos un cigarro, las paredes y los muebles acumulan nicotina. Y no tendría más importancia si no fuera porque esa nicotina reacciona con un gas conocido como ácido nitroso (HONO) que se forma en el aire cuando la luz del sol entra a través de los cristales de un gran ventanal.
O también cada vez que encendemos estufas de gas y calefactores, o cada vez que prendemos la llama de una vela y dejamos que se consuma. Si la habitación no se ventila, la nicotina de las superficies de la habitación y el HONO reaccionarán para formar nitrosaminas, unos compuestos altamente cancerígenos.
El riesgo de respirar el cloro de blanqueadores
Si vives en una casa libre de humos, tampoco estás a salvo. Entre otras cosas porque cada vez que usas lejía u otros productos de limpieza con blanqueadores de cloro alteras el aire. Los gases de cloro se evaporan de las superficies fregadas y oxidan otros espacios de la habitación. Y la cosa empeora cuando entra la luz a la estancia, porque los rayos ultravioletas forman radicales reactivos que quedan suspendidos en el aire.
Dos personas media hora en una habitación también contamina
Incluso si te limitas a estar sentado y quieto en una habitación, la composición del aire se altera. Un estudio demostró que la mera presencia humana afecta a los niveles de ozono, que caen a la mitad después de que dos personas permanezcan en una habitación cerrada 30 minutos. Simultáneamente el volumen de varios compuestos con carbonilo, que pueden resultar tóxicos en altas concentraciones, aumentan. Incluso se ha observado que en 10 minutos en una habitación cerrada los aceites que lubrican la superficie de nuestra piel se oxidan.
A esto se les suma que muchos aceites que usamos en la cocina, los productos de limpieza y los champús y cosméticos contienen terpenos, unos compuestos que cuando contactan con el ozono del aire inician una cadena de reacciones química que acaba llenando el entorno de radicales libres como el hidroxilo.
Y no hay que olvidar que el exceso de radicales libres se ha vinculado a problemas de salud como el cáncer, las cardiopatías, las migrañas, el alzhéimer, el asma e incluso a la formación de arrugas.
"Está claro que es interesante crear casas energéticamente eficientes que reduzcan nuestra contribución al cambio climático", subraya Jonathan Abbatt, de la Universidad de Toronto (Canadá) en la revista Science.
Pero si eso implica también poca ventilación, habrá que "estudiar mejor los cambios químicos de los espacios cerrados" y encontrar un equilibrio para "no combatir la polución de los espacios abiertos a costa de favorecer la polución interior", advierte.