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¿Te imaginas que tus huesos saliesen de tu cuerpo para protegerte de un enemigo o que tus puños estuviesen cargados con un letal veneno? Esto es lo que sucede en el mundo animal, donde muchos animales han desarrollado sofisticados sistemas de defensa dignos de cualquier película con superhéroes mutantes.
En ocasiones estas técnicas acaban incluso con la vida del propio individuo a quien deben proteger, como es el caso de la hormiga explosiva de Malasia. Cuando su colonia sufre un ataque, esta hormiga se sacrifica haciendo estallar unas glándulas llenas de veneno que hay en su abdomen. Más cerca de nosotros, en la península Ibérica y Marruecos, hay una especie de tritón que saca las costillas por el costado y las utiliza como arma contra sus depredadores.
Para defenderse a veces lo mejor es una buena alianza y esa es la estrategia de otra extraña especie, el cangrejo boxeador, un crustáceo que vive en aguas poco profundas del Océano Índico y el Pacífico. El cangrejo lleva en dos de sus patas una especie de pompones que, en realidad, son anémonas venenosas. Con ellas este cangrejo se defiende de los ataques. Otra curiosa técnica la emplea el pepino de mar, que expulsa sus intestinos por el ano para enredar en ellos a sus depredadores.