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INESPERADO HALLAZGO CONTRA LA DIABETES
“Nada es veneno, todo es veneno: la diferencia está en la dosis”. Desde que el médico suizo Paracelso pronunciara esta frase en el siglo XVI, muchos científicos han analizado los venenos que segregan algunos animales para ver si tenían alguna sustancia que pudiera ser utilizada en la medicina. Ahora, unos investigadores han vuelto a hacerlo y han encontrado una insulina de acción rápida en el veneno de un caracol marino.
Según los autores de este nuevo hallazgo, que ha sido publicado en la revista 'Nature Structural & Molecular Biology', la insulina generada por estos caracoles para aturdir a sus presas podría entrar en acción en el cuerpo humano en apenas cinco minutos, sensiblemente más rápido que los 15 que tarda la insulina de acción más rápida de la que se dispone actualmente.
El caracol en cuestión es el Geographus Conus, conocido popularmente como cono geógrafo, una especie de molusco depredador que vive en los arrecifes de los océanos Índico y Pacífico y que se alimenta de peces pequeños.
Para cazar a sus presas, este pequeño molusco segrega una sustancia con insulina que, una vez absorbida por los peces a través de las branquias, los deja en un estado de sedación por hipoglucemia. Una vez que el pez está aturdido, el cono lo envuelve y se lo come.
El problema de la diabetes
En los seres humanos la insulina se produce en el páncreas y es la hormona que ayuda a absorber la glucosa. Las personas que padecen diabetes no producen una cantidad suficiente de insulina, lo que provoca altas concentraciones de azúcar en sangre. Para evitarlo, el tratamiento más eficaz consiste en realizar inyecciones habituales de insulina sintética.
El problema es que la insulina necesita ser almacenada en grupos de seis moléculas, mientras que su forma activa es la de una hormona monomérica, es decir, una molécula de insulina sola. De esta forma, cuando una persona se inyecta insulina sinstética debe esperar a que las moléculas agrupadas se separen para comenzar a funcionar, un proceso que puede tardar hasta una hora.
A día de hoy, la insulina de acción más rápida en el mercado tarda entre unos 15 y 30 minutos en activarse. Sin embargo, los científicos han descubierto que la insulina producida por el cono geógrafo carece de la parte que hace necesaria la agrupación, lo que hace que pueda activarse más rápido.
Las pruebas realizadas por los investigadores en el laboratorio mostraron que, aunque la insulina del cono era menos eficaz que la insulina humana, seguía siendo útil y, lo que es más importante, creen que podría actuar en unos cinco minutos.
Aún así, los investigadores reconocen que todavía tienen que llevar a cabo más experimentos para medir la rapidez de acción de esta insulina, especialmente al inyectarse en un organismo, ya que los peces se ven afectados casi instantáneamente debido a que la insulina es absorbida a través de las branquias.