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TRAS LA MAREA DEL SIGLO
Un diminuto peñasco en las gélidas aguas que separan Europa del Reino Unido lleva siglos dando que hablar. Se trata de Mont Saint-Michel, uno de los principales enclaves turísticos de Francia. Te sonará de haber visto las imágenes, y quizá también de algún anuncio televisivo: es esa imponente iglesia de planta medieval erigida sobre las rocas cuya comunicación por tierra con el continente se interrumpe de vez en cuando por la subida de la marea.
De hecho, hace unos días tuvo lugar la esperada 'marea del año', un fenómeno que sucede más o menos cada dos décadas y hace que las aguas oceánicas suba de nivel lo suficiente como para que el estuario y sus aledaños queden totalmente sumergidos. En esta ocasión, con la particularidad de que la subida de nivel del agua en la zona fue de más de diez metros.
Una periodista desplazada al lugar captó en un time-lapse el evento, de una belleza impresionante
Ahora el lugar es un destino de peregrinación obligado para turistas de todo el mundo, que recorren la impresionante arquitectura románica de la antigua abadía y el pueblo medieval aledaño, donde viven 42 personas, según el último censo oficial.
Pero Mont Saint-Michel no siempre fue así. Empezó siendo una pequeña abadía en los albores del siglo VIII, recogiendo para su edificación influencias incluso de los merovingios -una saga familiar cinco siglos anterior que defendía su derecho a gobernar centroeuropa por considerarse descendientes genéticos de Jesús-.
En los textos conservados de la época se habla de un bosque que rodeaba al templo, algo que no se ha podido demostrar pero que, en caso de ser cierto, implicaría que fue erigido en tierra firme y no rodeado por las aguas.
Pero, al margen de que eso fuera cierto o una mera leyenda, sí se sabe que antes de ser lo que es hoy, fue una isla
Lo fue, al menos, hasta hace tres siglos. En el siglo XIX se culminó un proceso para robarle terreno a las aguas: la construcción de un camino hasta la abadía se hizo dándole características de dique, de forma que alteró las corrientes de la zona y propició la acumulación de arena alrededor. Eso, que tuvo cierto impacto en la vegetación circundante, tuvo una consecuencia directa: el 'vaciado' de agua alrededor y el hecho de que se convirtiera, de facto, en una extensión más de tierra.
En la actualidad se intenta revertir el proceso, derruyendo la carretera actual y cambiándola por un puente -que aparece en el vídeo- para permitir que fluya el agua por debajo y se devuelva así la condición de isla que un día tuvo.
Al menos hasta que en 2033 vuelva a producirse otra 'marea del siglo' y el agua crezca tanto que pueda sumergir parte de la estructura