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TIENEN UNA VIDA MÁS SALUDABLE

Las moscas con más relaciones sexuales viven más

Un estudio estadounidense sugiere que las moscas macho que esperan sexo y no lo obtienen sufren efectos perjudiciales para su salud y envejecen más rápidamente.

Dos moscas de la fruta en el laboratorio de Pletcher U-M Health System

Cuantas más relaciones sexuales tengas, más larga será tu vida, al menos si tienes alas, seis patas, ojos compuestos y te alimentas de fruta podrida. Eso es lo que sugiere un estudio científico que ha mostrado que las moscas de la fruta que esperan sexo y no lo obtienen sufren efectos negativos en su salud y envejecen más rápidamente.

Pese a los millones de años de evolución que separan a las dos especies, y a que “siempre es duro extrapolar de moscas a humanos”, el autor principal de la investigación, Scott Pletcher, sostiene que hay “algunas razones para el optimismo”. En la misma revista científica, Science, aparece otro estudio que señala que mueren antes las hembras de un gusano que viven rodeadas de demasiados machos dispuestos a aparearse. Y el gusano y la mosca también están separados por millones de años de evolución. “Esto hace posible que el núcleo del fenómeno que estudiamos persista en los mamíferos, quizá en los humanos”, explica Pletcher a Materia.

En 1997, un estudio de una década sobre un millar de hombres en el pueblo galés de Caerphilly ya sugirió que el riesgo de mortalidad prematura se reducía a la mitad en el grupo con una mayor frecuencia de orgasmos. Los autores de aquel estudio, encabezados por el epidemiólogo George Davey Smith, de la Universidad de Bristol, concluían que “la actividad sexual parece tener un efecto protector en la salud de los hombres”.

Más saludables

Las dos nuevas investigaciones publicadas hoy muestran un área tradicionalmente poco estudiada: cómo la presencia de individuos del sexo contrario afecta a la longevidad. En las moscas de la fruta, la presencia de posibles compañeros sexuales se detecta a través de unas sustancias químicas denominadas feromonas. En el trabajo, Pletcher y su equipo encerraron a moscas macho con otras del mismo sexo que emitían sus feromonas normales o, por modificación genética, las del sexo contrario. Cuando las moscas macho fueron expuestas a las feromonas femeninas, sin tener la posibilidad de aparearse, sufrieron efectos perjudiciales para su salud, como una reducción de sus reservas de grasa, y vivieron menos.

Ante las feromonas femeninas, las neuronas del cerebro de los machos relacionadas con la recompensa se activaban, supuestamente estimuladas por la idea del apareamiento. Cuando las moscas no tenían relaciones sexuales en ningún momento, los efectos perjudiciales sobre su salud persistían. Pero si las moscas conseguían aparearse al cabo de un tiempo, sus depósitos de grasa se recuperaban y sus vidas se alargaban. “Esto sugiere que cuando las expectativas sensoriales le dicen al cerebro una cosa, pero las circunstancias de la vida presentan otra, el envejecimiento puede no ocurrir de la manera esperada, sino mucho más rápido. Esto da a entender que un circuito neuronal en el cerebro, vinculado a la recompensa, puede desempeñar un papel en el envejecimiento de las moscas”, aclara la revista Science.

“Hemos observado que las moscas macho que perciben a hembras son más saludables si se aparean con ellas que si no lo hacen”, explica Pletcher, de la Universidad de Michigan (EEUU), que admite algunas deficiencias de su investigación. “No está claro si, en ausencia de las hembras, la actividad sexual es beneficiosa. Una limitación de nuestro estudio es que hasta ahora hemos sido incapaces de vincular de manera definitiva las neuronas implicadas en la percepción con aquellas implicadas en interpretar la recompensa sexual. Espero que podamos hacerlo en el futuro”, detalla.