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INVESTIGACIONES PRUEBAN SU SENSIBILIDAD OLFATIVA A CIERTOS QUÍMICOS
Si tienes perro tienes muchas cosas. Un amigo fiel, un manto de pelo en el suelo de casa, un motivo para entablar conversación cuando paseas por el barrio (con otros dueños de perros y con el perro mismo) y un buen número de bacterias y gérmenes que no habría en tu hábitat si no tuvieras un animal. Tendrás, además, pienso, vacunas, correas, juguetes, quizá muebles mordidos, y horas y horas de terapéuticos lametazos y caricias.
Pero quizá tengas algo más: un completo kit médico al alcance de la mano.
No es que tu perro, que seguramente ame tu sofá casi como a ti mismo, pueda detectar enfermedades. Pero sí hay perros entrenados para ello que han demostrado una elevadísima efectividad a la hora de detectar determinados tipos de cáncer en diversos estudios.
¿Cómo lo hacen? La nariz de un perro cuenta casi con cinco veces más sensibilidad olfativa que la nuestra, y son capaces de detectar algunos compuestos químicos que emiten los tumores cuando empiezan a desarrollarse y que expulsamos por la orina. Dicho de otra forma: hay perros capaces de saber si tienes cáncer oliendo tu orina ¿A que ahora no parece tan molesto eso de que tu perro invierta tiempo en olisquear pises de otros perros por la calle?
Las investigaciones realizadas hasta la fecha son a escala pequeña, y ofrecen ciertas dudas acerca de metodologías, capacidades de la raza canina en general o de variedades concretas en particular y si se puede aplicar a cualquier tipo de cáncer. Sin embargo, y a modo de esperanza, otras investigaciones dan datos que invitan a la esperanza: un 98% de efectividad en detección de cáncer de próstata, más de un 90% de efectividad en cáncer de ovarios y un enorme estudio en marcha en EEUU para probar con cáncer de pecho.
Los perros, no obstante, no sólo prestan esos servicios. A lo largo de una larga y fructífera historia de relación con los humanos no sólo han aprendido a vivir en nuestras ciudades, sino que también han permitido grandes mejoras en la medicina a través de su uso en la controvertida experimentación médica. O, en el campo de batalla, tanto prestando servicio en búsquedas como ayudando emocionalmente a los soldados.
Precisamente por eso los investigadores al cuidado de estos perros olfateadores de cáncer, como Cindy Otto, destacan que, esta vez, la labor de los animales no sólo es beneficiosa para nosotros, sino que no es invasiva ni perjudicial para ellos.