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SU INTUICIÓN PUEDE SERVIRNOS

Los primates que se automedican pueden ayudar a la ciencia

¿Puede la medicina aprovechar el conocimiento de los primates que se automedican? Su intuitiva manera de hacerlo puede enseñarnos mucho.

Guereza abisinio ekilby en Flickr bajo licencia CC

Una buena vía para el futuro de la medicina puede ser añadir “zoo” a la palabra “farmacognosia”. Esta es la ciencia que se ocupa del estudio de las drogas y sustancias medicamentosas de origen natural. Al añadirle el prefijo, lo que estamos indicando es que ese conocimiento no proviene del hombre, sino de otros animales.

Los virus que padecemos en ocasiones se hacen fuertes frente a los medicamentos, y ya hay casos de bacterias que esquivan a los antibióticos. Por eso una nueva vía de esperanza podría estar en la selva tropical y no sólo en los laboratorios. Y no, en esta 'vuelta a lo natural' no estamos hablando de remedios homeopáticos, de 'magufismo', ni de ponernos a comer hierba para purgarnos como nuestro perro o gato.

Muchas especies de primates no humanos, como los chimpancés, acuden a los recursos naturales de sus hábitats para automedicarse y mejorar su estado de salud, aplicándose en la piel plantas, tomando insectos e incluso drogas psicoactivas. Y lo hacen para curar enfermedades, pero también para prevenirlas, aprovechando las posibilidades terapéuticas de la naturaleza.

El catálogo de males que se llegan a tratar es extenso: parásitos, malas digestiones, malestar estomacal, infecciones, neutralización de toxinas... Eso sí: el mecanismo de elección de plantas, resinas, frutos cítricos e ingesta de insectos no está muy claro todavía.

Comiendo (literalmente) tierra

En 1983 se documentó cómo chimpancés en Tanzania comían hojas de una planta llamada 'Aspilia pluriseta', una hoja de tacto áspero y erizado y sin beneficio nutricional, sin masticar. Paradójicamente, comprobaron también que otros ejemplares hacían lo mismo en otras regiones de África. Finalmente, hace veinte años los científicos sugirieron que las podrían usar para aprovechar su superficie rugosa para arrastrar los gusanos parásitos de sus intestinos gruesos.

La mayoría de los estudios de automedicación en animales se centran en primates. Otros primates, por ejemplo, comen arcilla del suelo como fuente de minerales o para neutralizar compuestos de las plantas tóxicos o indigestos.

Para los humanos no hay pruebas convincentes del efecto 'detox' de productos químicos del suelo, pero existen estudios que sostienen que algunas arcillas tienen propiedades antibacterianas. Nosotros usamos desde hace mucho tiempo el carbón vegetal para aliviar indigestiones y como antídoto contra venenos. Pero no somos los únicos.

Resulta que el colobo rojo de Zanzíbar también lo utiliza para neutralizar los efectos de las hojas jóvenes que comen, que son potencialmente tóxicas. Así, también hay casos a la inversa de remedios conocidos por el hombre que también usan algunos primates.

Un estudio publicado en 'Scientific American' afirma que solamente se han clasificado menos del 5% de las plantas de bosques tropicales por sus propiedades medicinales. Comenzar por todas las que usan los primates y otros animales podría ser un buen inicio para ampliar horizontes.

Uno de los fundadores de la zoofarmacognosia, Eloy Rodríguez, cuenta en un artículo en 'Campbell Biology' cómo algunos de los compuestos que los animales utilizan para matar parásitos internos podrían ser eficaces contra algunos tumores.

Nuestros primos cercanos saben usar remedios naturales contra parásitos y la investigación de estos puede abrir puertas a la farmacología.