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SON COSAS DE LA VIDA

¿Por qué las hormigas voladoras parecen invadirnos en otoño?

Las reinas desarrollan alas y abandonan su hogar en busca de un nuevo asentamiento. Aprovechan para ello las primeras lluvias, que ablandan el terreno y facilitan la excavación de un hormiguero.

Hormigas voladorasWikipedia

Cuando arranca el otoño y el paraguas comienza a ser parte indispensable del atuendo, hay dos cosas que sabemos con certeza: que va siendo hora de decir adiós al terraceo y que las hormigas voladoras están a punto de hacer su aparición. Masivamente, además.

Aunque pueda llegar a parecerlo, sobre todo en ciertas zonas, no se trata de una plaga. La presencia anormalmente profusa de estos bichejos forma parte de su ciclo natural. Las temperaturas otoñales y las primeras precipitaciones hacen que las hormigas voladoras abandonen su hormiguero con un simple objetivo: formar asentamientos nuevos.

Las hormigas reinas desarrollan sus peculiares alas y copulan con los machos de su grupo. Ellos morirán, sin excepción. De entre ellas, algunas afortunadas sobrevivirán al viaje y hallarán un sitio adecuado para proseguir con sus vidas. Construirán un nuevo hormiguero, perderán las alas y pondrán huevos... pero eso ya será en primavera. La historia se repetirá al año siguiente: volverán a alzar el vuelo en cuanto quede atrás el verano.

Que escojan el inicio de la temporada de lluvias para fundar un nuevo hogar tiene sentido: el terreno se ablanda y les resulta más fácil excavar para pasar el invierno bajo tierra. Lo usual, no obstante, es que suceda en septiembre. Este año, como el calor y los cielos despejados nos han acompañado más tiempo, van con algo de retraso.

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