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NO ES CUESTIÓN DE MALA SUERTE
Seguro que, en más de una ocasión, en una noche de verano los mosquitos se han cebado contigo mientras que tus acompañantes han permanecido ilesos. No se trata de buena o mala suerte, sino que existen evidencias científicas que explican por qué los mosquitos prefieren a unas víctimas en vez de a otras. Las razones van desde las características de nuestros glóbulos rojos hasta las bacterias de nuestra piel o la ropa que llevemos.
Los mosquitos nos pican para extraer las proteínas de nuestra sangre, por lo que no es de extrañar que el tipo de esta influya en su elección. En este sentido, un estudio de científicos japoneses descubrió que los mosquitos preferían a las personas con sangre tipo 0. Además, los expertos estiman que la genética influye en un 85 % de los casos, aunque todavía se desconoce qué genes concretos son los que causan tal atracción.
Otra causa está relacionada con la cantidad de dióxido de carbono que exhalamos. Una investigación publicada en Nature demostró que los mosquitos se sienten más atraídos por aquellas personas que emiten más CO2, creyendo que habrá más sangre fresca que chupar. Por eso las personas más corpulentas tienen más riesgo que, por ejemplo, los niños. También más propensas son las mujeres embarazadas, probablemente porque exhalan hasta un 21 % más de CO2 y su temperatura es más alta que la media, otro rasgo que atrae a los mosquitos.
También el sudor es un reclamo para los mosquitos. Por eso durante el ejercicio o justo después habrá más probabilidades de que te piquen. Lo mismo ocurre si has tomado una lata de cerveza. Según investigadores japoneses, esto podría deberse a la atracción por el etanol expulsado en el sudor y al aumento de la temperatura corporal.
Por otra parte, los mosquitos usan la visión para guiarse, por lo que usar colores que resalten como el negro, el azul marino o el rojo nos hacen más vulnerables. Y sobre las partes de nuestro cuerpo, suelen verse más atraídos por aquellas que concentran más bacterias como son tobillos y pies.