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DIMORFISMO SEXUAL JURÁSICO
Todo lo que los expertos tienen para conocer las diferencias fisonómicas entre dinosaurios machos y hembras son fósiles. Una reciente investigación cuestiona la existencia de esta variabilidad entre sexos o dimorfismo sexual en los desaparecidos reptiles.
Estudiar la morfología de un animal es fácil cuando existe en el presente: los científicos pueden observarlo en su hábitat natural o capturarlo para verlo de cerca. Sin embargo, cuando todo lo que tienen es un montón de rocas con forma de hueso, la cosa se complica bastante. Lamentablemente, los fósiles son lo único que los expertos pueden analizar para saber cómo era el cuerpo de un dinosaurio.
Así, para averiguar si los restos en cuestión correspondían a un macho o una hembra, los paleontólogos suelen fijarse en el tamaño y la forma de los restos que han encontrado. Estas diferencias fisonómicas entre ambos sexos dentro de una misma especie dan lugar a lo que se conoce como dimorfismo sexual.
Estas variaciones morfológicas de género existen en la mayoría de insectos, aves, reptiles, anfibios y mamíferos actuales. Dada su frecuencia, sería lógico pensar que los dinosaurios también presentaban este tipo de características distintivas y, de hecho, así se ha considerado mayoritariamente en investigación.
No obstante, Jordan Mallon, paleontólogo del Museo de Ciencias Naturales de Canadá, pone en duda que los cuerpos de los dinosaurios machos y hembras fueran dispares, y cuestiona que el registro fósil estudiado hasta el momento pruebe esta idea. Para justificar su posición, ha analizado los modelos estadísticos y las muestras utilizadas en trabajos anteriores cuyos resultados refrendaban el dimorfismo sexual en los saurios.
Mallon, que explica sus hallazgos en un artículo publicado en ‘Palebiology’, no niega que existieran diferencias fisionómicas entre los especímenes distinto sexo: “Sólo digo que no hay evidencias fósiles que lo demuestren”, defiende.
Datos insuficientes
Aunque un buen número de los artículos científicos examinados por el paleontólogo apuntaban a diferencias en las crestas y el tamaño de machos y hembras de grupos como losterópodos yestegosaurios, sólo unos pocos tenían en cuenta suficientes datos para llegar a una conclusión definitiva.
Por otro lado, Mallon acusa a algunos autores de comenzar la investigación contestando a la pregunta. Es decir, asumiendo que existe dimorfismo sexual y construyendo después una base científica que lo fundamente. Según el experto, lo correcto sería aplicar modelos estadísticos que prueben la hipótesis: “Si vas hacia atrás y reanalizas los datos de estos estudios utilizando herramientas estadísticas adecuadas, no hay dimorfismo”, sostiene.
Aunque sus resultados no se oponen a las afirmaciones de otros paleontólogos sobre las diferencias entre dinosaurios hembras y machos, sí han sembrado la duda y la incertidumbre entre los científicos. Si sus afirmaciones son ciertas, esta área de investigación estaría aún más plagada de hipótesis sin resolver.
Al igual que el trabajo de Mallon, otro estudio publicado recientemente en ‘Nature’, cuestiona el conocimiento que existe actualmente sobre los dinosaurios. Sus autores quieren reestructurar y cambiar de sitio una rama entera del árbol genealógico de estos reptiles triásicos.
Hay que tener en cuenta que se trata de un campo científico bastante singular –estudia unos seres que poblaron la Tierra hace decenas de millones de años–. Y sí, se puede echar al traste el trabajo de muchos investigadores... pero un fallo lo tiene cualquiera.