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PAPÁ NOEL SE MUDARÍA AL MURO
Si una obra es tan popular en todo el mundo como ‘Canción de hielo y fuego’, saga literaria en la que está basada ‘Juego de tronos’, es normal que incluso los científicos quieran formar parte del fenómeno y dar explicaciones racionales a algunos de los elementos fantásticos del mundo concebido por George R.R. Martin.
Es lo que han hecho en un entretenido artículo firmado por el mismísimo Samwell Tarly —personaje de la ficción que estudia para convertirse en maestre, lo más cercano a un hombre de ciencias que se puede encontrar en los Siete Reinos— un grupo de investigadores de las universidades de Bristol, Cardiff y Southampton.
Usando un modelo climático basado en la información que ofrecen las novelas, los académicos han podido determinar, analizando las temperaturas, el lugar más probable en el que pasan los veranos hibernando los famosos Caminantes Blancos, archienemigos de Jon Nieve, Daenerys Targaryen y el resto de héroes de la saga.
También han llegado a la conclusión de que el Muro, gigantesca construcción con propiedades mágicas que separa los mundos de los muertos y los vivos, tiene un clima similar al de Laponia, mientras que el de Roca Casterly, hogar ancestral de la casa Lannister, se parece más a lo que podemos encontrar en sitios reales como Houston (Texas) o Changshá (China).
Además, los investigadores han analizado lo que ocurriría si los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera del ficticio mundo de ‘Juego de Tronos’ se duplicaran a causa del dióxido de carbono y las emisiones de metano que acompañan a la proliferación de dragones y el uso indiscriminado de fuego valyrio.
Curiosamente, sus estimaciones (un aumento de 2,1 grados en la temperatura global del planeta) encajan con lo que prevé el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático para nuestra vieja y querida Tierra (entre 1,5 y 4,5 grados). Ya se sabe que la realidad, tristemente, a veces supera a la ficción.