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SE VINCULA CON EL TRABAJO, EL FRÍO, LA HUMEDAD Y LA GENÉTICA
La cola de los perros es uno de sus mayores distintivos: su posición y movimiento dice mucho sobre el estado de ánimo del can. Por eso, el hecho de que ésta permanezca inmóvil y lacia durante un periodo de tiempo prolongado representa un signo de alarma: puede indicar que el animal sufre el conocido como síndrome de la cola caída, de la cola fría, cola de nadador o ‘timber tail’ en inglés.
Un equipo de científicos británicos ha estudiado recientemente las causas y prevalencia de esta molesta alteración muscular que afecta especialmente a las razas de trabajo como los labradores, los setter y los beagle. Sus hallazgos, publicados en 'Veterinary Record', sugieren que es más común de lo que se pensaba y refrendan algunas de las hipótesis que se manejaban sobre sus causas.
Aunque la condición suele desaparecer tras una semana de reposo, provoca dolores y estrés a los canes que lo sufren.
El síndrome se ha asociado al frío, la humedad y grandes esfuerzos físicos. Los investigadores, que analizaron la situación en decenas de canes, encontraron que la mayoría de los que sufrían el cuadro eran perros de trabajo y vivían en zonas norteñas. Además, algunos de ellos habían nadado los días previos, lo que confirmaría la influencia de las bajas temperaturas y el agua.
Por otro lado, en algunas ocasiones los animales enfermos estaban emparentados, lo que sugiere la existencia de un factor genético que propicia su desarrollo. Los expertos esperan que nuevos trabajos puedan detectar estas claves.