SEGÚN UN ESTUDIO

El ejercicio físico mejora los síntomas de la esquizofrenia

Un estudio de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), en colaboración con la de Deusto y el Hospital Psiquiátrico de Álava, ha concluido que el ejercicio físico puede llegar a mejorar la sintomatología de la esquizofrenia.

El ejercicio físico mejora los síntomas de la esquizofreniaEFE

Un estudio de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), en colaboración con la de Deusto y el Hospital Psiquiátrico de Álava, ha concluido que el ejercicio físico puede llegar a mejorar la sintomatología de la esquizofrenia.

Los investigadores de la UPV/EHU Sara Maldonado y Mikel Tous han llevado a cabo un estudio para investigar el efecto de un programa coadyuvante de ejercicio físico extrahospitalario como complemento al tratamiento habitual en personas con esquizofrenia.

Se pretendía observar si se presentaban mejoras en la salud integral dando voz a las personas con esquizofrenia para conocer sus experiencias subjetivas.

Según Tous, se ha observado que el ejercicio físico en diferentes poblaciones vulnerables está teniendo unos efectos muy beneficiosos para la salud ya que "no solo mejora la parte física, sino que también puede mejorar otros aspectos de la enfermedad".

La esquizofrenia, ha explicado Tous, tiene tres tipos de síntomas, los positivos, los negativos y los cognitivos.

Los positivos pueden ser delirios o alucinaciones y normalmente con la medicación pueden ser tratados, pero para los negativos (la tristeza, la falta de energía, la apatía) no hay medicación que los pueda tratar y gracias al ejercicio físico se puede llegar a mejorar este tipo de sintomatología.

El ejercicio físico, ha señalado el investigador, es como "un modulador del cerebro que hace que la expresión de ciertas proteínas se incremente y mejore la propia plasticidad cerebral, es decir, se producen adaptaciones funcionales y estructurales del cerebro que se asocian a mejoras en el aprendizaje, la memoria y función cognitiva".

En el estudio las personas participantes diagnosticadas de esquizofrenia recibieron un programa intensivo de ejercicio físico, de entrenamiento combinando una parte aeróbica y un circuito de fuerza y resistencia, extrahospitalario durante cinco meses, tres veces por semana.

"Tanto antes como después de hacer el ejercicio físico les hacíamos una entrevista de unos 35 minutos aproximadamente. En ella les preguntábamos sobre su experiencia en relación con el ejercicio físico en el pasado, y si a causa de la enfermedad siguieron realizando ejercicio físico o no", ha explicado.

Cuando empezaron el programa les preguntaban sobre sus sensaciones, y una vez finalizado, sobre qué beneficios habían sentido.

Los resultados ponen de manifiesto que los pacientes opinan que el programa de ejercicio físico fuera del hospital podría ser un complemento "muy aceptado y beneficioso" para su tratamiento habitual, y demuestran que el ejercicio físico "les ha ayudado a desconectar la mente de los problemas", han manifestado los investigadores.

Lo ideal, han concluido, sería que en los hospitales psiquiátricos existiera la figura de la persona educadora físico-deportiva con la que pudiesen llevar a cabo un programa de ejercicio físico diseñado y supervisado de manera correcta.