MEDIANTE UN ANÁLISIS DE SANGRE

Encuentran cuatro genes vinculados a los pensamientos suicidas

El hallazgo permite comprender cómo los factores de riesgo heredados juegan un papel importante en este tipo de conductas.

Hombre tristejcomp para Freepik

De acuerdo con numerosos estudios, nuestra personalidad es en gran parte hereditaria. Se habla de entre un 30 y un 60 % según los estudios de adopción y gemelos. Hasta la fechas se han identificado cientos de variantes genéticas que influyen en nuestro desarrollo, pero la realidad es que se sabe muy poco de lo que hacen en términos específicos.

Algunas, por ejemplo, están vinculadas a la depresión, otras variantes pueden vincularse a la esquizofrenia, hay también quienes señalan genes implicados en el trastorno del espectro autista y otros que pueden llevarnos a ser más o menos empáticos.

Aún así es fundamental comprender que si bien podemos tener alguno de estos genes, eso no es un condicionante para determinada conducta. De hecho los genetistas reconocen que muchos genes afecten cada rasgo y cada gen, a su vez, afecta a muchos rasgos.

Lo que sí aporta el estudio de los genes es una comprensión mayor de nuestras conductas y la posibilidad de detección temprana y tratamientos más personalizados. En este sentido uno de los mayores problemas de salud actualmente tiene que ver con la salud mental, en general y con las altas tasas de suicidios, de hecho es una de las primeras causas de muerte no natural.

Ahora, un estudiopublicado en 'Jama' ha analizado a más de 630.000 veteranos de guerra estadounidenses y ha identificado cuatro genes que están relacionados con un mayor riesgo de pensamientos y comportamientos suicidas.

"Es importante tener en cuenta que estos genes no predestinan a nadie a los problemas – explica Nathan Kimbrel, líder del estudio, en un comunicado–, pero también es importante comprender que podría haber mayores riesgos, particularmente cuando se combinan con eventos vitales".

El equipo de Kimbrel realizó un análisis de todo el genoma de 633.778 veteranos militares. De los participantes, el 71,4 % eran de ascendencia europea; 19,1 % ascendencia africana; 8,1 % hispano; 1,3 % asiático. Los participantes del estudio eran principalmente hombres, con un 9 % de mujeres. Dentro de ese grupo de veteranos, se identificaron 121.211 casos de pensamientos o acciones suicidas a partir de registros médicos. El resto de los participantes (aquellos que no tenían un historial documentado de conductas de autolesión a lo largo de su vida) actuaron como grupo de control.

Los análisis de sangre permitieron identificar numerosos genes que eran evidentes entre los participantes con casos documentados de pensamientos o acciones suicidas, independientemente de sus antecedentes familiares. Y entre ellos destacan cuatro genes asociados previamente con afecciones psiquiátricas.

El primero de ellos es el ESR1, un receptor de estrógeno que previamente se había identificado como un gen impulsor del trastorno del estrés post traumático y la depresión, que son factores de riesgo de conductas suicidas. También se sospecha que el estrógeno es la causa de las diferencias sexuales en las tasas de depresión, y se ha descubierto que la pérdida de ESR1 produce efectos en el tejido cerebral de los hombres.

El segundo gen es DRD2, un receptor de dopamina, se ha asociado con intentos de suicidio, esquizofrenia, trastornos del estado de ánimo, conductas de riesgo y trastorno por consumo de alcohol.

El DCC, por su parte, se expresa en el tejido cerebral a lo largo de la vida, se ha asociado con múltiples afecciones psiquiátricas y está elevado en el cerebro de las personas que mueren por suicidio.

Finalmente el equipo de Kimbrel señala al gen TRAF3. Esta variante se vincula con el comportamiento antisocial y el abuso de sustancias. De hecho, el litio (el tratamiento estándar para el trastorno bipolar que ha demostrado reducir el riesgo de suicidio) precisamente modula la expresión del gen TRAF3 entre otros.

"Si bien los genes representan una pequeña cantidad de riesgo en relación con otros factores – concluye Kimbrel –, debemos comprender mejor las vías biológicas que subyacen al riesgo de una persona de participar en un comportamiento suicida. El suicidio es la causa de más de 700.000 muertes al año y es la cuarta causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años. Cuanto más sepamos, mejor podremos prevenir estas trágicas muertes".