NO SON PARA SU EDAD

Encuentran más de 1.000 publicidades a las que son sometidos los menores en redes sociales y televisión

Es la conclusión de un reciente estudio que se ha centrado en el tabaco, los alimentos ultraprocesados y las bebidas azucaradas.

Niños viendo la televisiónPixabay

La disponibilidad de internet ha cambiado el mundo en formas que aún no hemos considerado adecuadamente. Más allá del aspecto tecnológico y social, su impacto también se puede medir en términos de salud. Y en un sector muy vulnerable: la infancia y la adolescencia. Por ejemplo, desde hace tiempo se sabe que el uso de internet está vinculado a la obesidad infantil. Esto en España es de vital importancia si tenemos en cuenta que somos el país que ocupa el primer puesto en este apartado a nivel europeo.

En parte esto se debe al sedentarismo provocado por las redes sociales e internet y a las publicidades de bebidas azucaradas, alimentos ultraprocesados y, en los últimos tiempos, tabaco. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud recomienda la prohibición total de todas las formas de publicidad y promoción del tabaco y si bien los anuncios de cigarrillos en televisión están prohibidos desde hace décadas, las regulaciones no se extienden a las representaciones del tabaco en el contenido de transmisión más actual y es visible claramente en las reposiciones.

De este modo, los menores están expuestos a un contenido diseñado específicamente para tentar… sin ser saludable para ellos. La pregunta lógica es ¿cuan frecuente es este contenido? Un reciente estudio, publicado en Jama, ha analizado la exposición de menores a los anuncios televisivos relacionados con alimentos y tabaco y, si bien la exposición a través de la programación infantil disminuyó sustancialmente, la mayoría de los anuncios vistos seguían siendo de productos no saludables. Los resultados señalan que, de 1.000 anuncios, más del 90% contenían productos no saludables.

"Cuando los espectadores ven a un personaje fumando, vapeando o usando tabaco en cualquier forma, puede reducir el estigma asociado con estos comportamientos – señala el líder del estudio Sanjay Shete -. Si un héroe o personaje principal fuma, puede indicar inconscientemente que es aceptable, lo que lleva a algunos, incluidos los jóvenes estadounidenses, a dar el primer paso en el camino hacia el tabaquismo".

A los voluntarios que participaron de la encuesta se les preguntó si habían notado o escuchado algún producto de tabaco anunciado, comercializado o promocionado en televisión o plataformas de transmisión (incluidas Netflix y Hulu) durante un período de tres meses.

Shete señala la preocupación de que esta brecha pueda permitir a las empresas tabacaleras dirigirse sutilmente e influir en las poblaciones vulnerables mientras eluden las restricciones existentes.

Estos resultados son muy similares a los obtenidos por un equipo de científicos liderados por Lisa M. Powell, experta en salud de la Universidad de Chicago, que ha utilizado el mismo método para evaluar la publicidad que reciben en redes sociales y en plataformas de streaming, los menores. Las conclusiones también se han publicado en Jama y, aunque no hay duda que el método es fiable, solo se ha entrevistado a menores en Estados Unidos. ¿Pasaría lo mismo en España o en otros países con una cultura diferente? Afortunadamente tenemos esa respuesta: un estudio liderado por Elena Ordaz Castillo, científica del Instituto de Salud Carlos III ha realizado una evaluación al respecto publicada en BMC Public Health este año. Desafortunadamente los resultados son similares.

De hecho, ha ido un paso más allá mostrando las desigualdades socioeconómicas implicadas en el impacto de la publicidad. El estudio observacional ha contado con una muestra de 1590 niños de 4 a 16 años extraídos de un panel de consumidores representativo de la población española de este grupo de edad, a lo largo de una semana completa de emisión en febrero de 2022.

Los participantes vieron una media semanal de 82,4 anuncios de alimentos y bebidas, de los cuales 67,4 fueron de productos no saludables (81,8%), la mayoría fuera del horario de protección infantil. De media, los participantes de clase social baja recibieron un 94,4% más de impactos de publicidad de alimentos y bebidas no saludables que los participantes de clase alta (99,9 frente a 51,4 respectivamente).

Con estos datos, el equipo de Ordaz Castillo concluyó que los menores españoles recibieron una media de 10 impactos al día de anuncios televisivos de alimentos y bebidas no saludables, pero divididos por clases sociales, la exposición de los niños de clase baja fue el doble que la de los niños de clase alta, un hallazgo compatible con la alta prevalencia de obesidad infantil en España y las desigualdades socioeconómicas asociadas.

Lo interesante es que la recomendación de ambos equipos, el estadounidenses y el español, coincide: sería necesaria la implantación de un horario 24 horas para la publicidad de conductas no saludables en televisión.