VOLCÁN DE RÉCORD

Esta es la erupción volcánica más alta hasta la fecha y sus consecuencias

La pluma volcánica del Hunga Tonga-Hunga Ha'apai es la primera que ha llegado hasta la mesosfera, la capa más alta de nuestra atmósfera.

Las erupciones volcánicas se encuentran entre los eventos más extremos del planeta, capaces de algunas de las peores catástrofes y, al mismo tiempo, fundamentales para la vida en el planeta. Pese a su naturaleza impredecible, los científicos buscan anticiparse a sus acciones para evitar parte de los daños. Y con ello cada vez sabemos más sobre estos colosos de roca y lava. El último estudio, publicado en 'Science', se ha centrado en uno de los mayores eventos volcánicos de los últimos tiempos: la erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha'apai en enero de 2022.

Hasta esa fecha la erupción del Monte Pinatubo en Filipinas en 1991, era el tristemente célebre poseedor de un récord: la columna de humo más alta registrada: 40 km de altura. Pero la erupción del Hunga Tonga-Hunga Ha'apai le ha sobrepasado de sobra. Este volcán submarino, está ubicado en el Pacífico sur y ha producido una columna que se ha elevado 56 kilómetros por encima del nivel del mar. La colosal erupción es también la primera que se ha abierto paso hasta la capa de la mesosfera de la atmósfera.

Todo ocurrió el 15 de enero de 2022. Con una altura de unos 2.000 metros y una caldera que se encuentra sumergida 150 metros por debajo del nivel del mar, el Hunga Tonga–Hunga Ha'apai, produjo una de las explosiones más potentes jamás observadas. Tanto que envió ondas de choque por todo el planeta y provocó devastadores tsunamis que llegaron hasta las costas de Rusia, Estados Unidos y Sudamérica, cobrándose la vida de varias personas en Perú.

Para medir la altura de una columna como esta, los científicos se basan en la temperatura registrada en la parte superior de la misma por satélites infrarrojos y comparándola con un perfil de temperatura de referencia. Esto se debe a que en la troposfera (la primera capa de la atmósfera terrestre), la temperatura disminuye con la altura. Pero si la erupción es tan grande que la pluma penetra en la siguiente capa de la atmósfera (la estratosfera), este método se vuelve ambiguo porque la temperatura comienza a aumentar nuevamente con la altura (debido a que la capa de ozono absorbe la radiación solar ultravioleta).

Para resolver esto, los autores del estudio, liderados por Simon Proud de la Universidad de Oxford, utilizaron un método novedoso basado en un fenómeno llamado "efecto de paralaje": la diferencia aparente en la posición de un objeto cuando se ve desde múltiples líneas de visión. Pese a lo complejo del nombre es algo que que hacemos habitualmente cuando cerramos un ojo y extendemos una mano con el pulgar levantado hacia arriba. Si luego cambiamos de ojo el pulgar parecerá moverse ligeramente contra el fondo. Al medir este aparente cambio de posición y combinarlo con la distancia conocida entre los ojos, podemos calcular la distancia al pulgar o a objetos más lejanos.

En el caso del volcán, su ubicación estaba determinada por tres satélites meteorológicos geoestacionarios, por lo que los investigadores pudieron aplicar el efecto de paralaje a las imágenes aéreas que capturaron. Afortunadamente durante la erupción en sí, los satélites registraron imágenes cada diez minutos, lo que permitió documentar los cambios rápidos en la trayectoria de la pluma.

"Es un resultado extraordinario ya que nunca antes habíamos visto una nube de ningún tipo tan alta – explica Proud en un comunicado–. Además, la capacidad de estimar la altura de la forma en que lo hicimos nosotros (usando el método de paralaje) solo es posible ahora que tenemos una buena cobertura satelital. No habría sido posible hace una década más o menos".

Los autores del estudio tienen la intención de construir un sistema automatizado para calcular las alturas de las columnas de volcanes utilizando el método de paralaje. "También nos gustaría aplicar esta técnica a otras erupciones – concluye el coautor Andrew Prata – y desarrollar un conjunto de datos de alturas de penachos que pueden usar los vulcanólogos y científicos atmosféricos para modelar la dispersión de ceniza volcánica en la atmósfera. Otras preguntas científicas que nos gustaría entender son: ¿Por qué subió tanto el penacho de Tonga? ¿Cuáles serán los impactos climáticos de esta erupción? ¿Y de qué estaba compuesto exactamente el penacho?".

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