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LLEVAS HACIÉNDOLO MAL TODA TU VIDA
Si quieres empezar el día con energía, pon en práctica esta rutina de ducha. No dura ni dos minutos y aporta numerosos beneficios a tu salud. Descubre de qué se trata.
Para empezar cada día rebosante de energía y con alegría y buen humor, tienes que adaptarte a esta rutina de 90 segundos. Pronto notarás cambios notables en tu salud y en tu estado de ánimo. Solo tienes que seguir estos pasos:
Esta rutina de 90 segundos aporta numerosos beneficios, tanto a nuestra salud como a nuestra piel, gracias a la combinación de dos temperaturas tan diferentes en tan poco tiempo. El agua caliente ayuda a dilatar los vasos sanguíneos y a relajar los músculos, libera la tensión acumulada durante el día y alivia los dolores reumáticos. Por otra parte, el vapor que se acumula en el baño mientras nos duchamos con agua muy caliente es perfecto para despejar las vías respiratorias.
En cuanto al agua fría, su función es despejarnos, eliminar el cansancio y llenarnos de energía. Mejora nuestro estado de ánimo, ayuda a combatir la depresión y reduce la ansiedad y el cortisol, que es la hormona que produce el estrés. El agua fría contrae los vasos sanguíneos, mejorando la circulación. También es perfecta para deshacernos de la retención de líquidos y para eliminar todas las toxinas que presenta la piel. Además, como es normal, ante temperaturas bajas nuestro organismo reacciona e intenta equilibrar su temperatura a la del exterior, lo que te ayudará a quemar grasas.
Por todo esto, aunque no nos apetezca ducharnos con agua helada en invierno, es en esta época del año cuando más hay que hacerlo, ya que refuerza el sistema inmunitario gracias a que propicia la creación de los glóbulos blancos. En verano también es ideal porque nos ayuda a combatir mejor los cambios bruscos de temperatura (por ejemplo, cuando sales de la piscina y fuera corre un poco de aire).
Tu organismo no es el único que notará mejoras, sino que tu piel también se verá beneficiada de esta sencilla rutina: el agua caliente abre los poros y el agua fría los cierra. De esta manera, toda la suciedad que presenten las capas más externas de la piel desaparecerán y tu piel estará más radiante que nunca.
Además, con este sencillo truco ahorrarás agua y tiempo: en menos de dos minutos estarás listo para afrontar el día. Y tú, ¿cuando vas a incluir en tu día a día esta rutina?