INTERACCIÓN SOCIAL

Esta es la razón por la que los bostezos son contagiosos

Al parecer, no es necesariamente ver a alguien bostezar lo que desencadena la reacción. Te contamos los detalles.

Mujer bostezando iStock

¿Cuántas veces has bostezado e inmediatamente has provocado un contagio de bostezos a todas las personas que hay a tu alrededor? Puede que incluso leer esto haya hecho que bosteces. ¿Alguna vez te has preguntado a qué se debe esto?

El bostezo es un fenómeno universal, observado en muchas especies de vertebrados, desde los lobos hasta los loros y, por supuesto, en los humanos, desde una edad muy temprana.

Al parecer, la razón por la que el bostezo ha estado presente en tantas especies durante tanto tiempo es que es un mecanismo de supervivencia necesario ya sea para oxigenar el cerebro, regular la temperatura corporal o proporcionar una señal social.

A pesar de que el bostezo está presente en numerosas especies, el contagio del bostezo parece ser una característica predominantemente humana, con algunas excepciones, como los chimpancés o el mono león.

Esta es la razón por la que los bostezos son tan contagiosos | iStock

La hipótesis principal es que el bostezo ayuda a sincronizar el comportamiento grupal. Y es que ver u oír a alguien bostezar estimula regiones cerebrales implicadas en la imitación y la empatía, gracias en particular a las neuronas espejo.

Estas neuronas se activan al observar acciones, como por ejemplo cuando un niño sigue los movimientos de su padre o madre para atarse los zapatos. Sin embargo, ciertas áreas del cerebro específicamente implicadas en el bostezo contagioso forman parte de redes neuronales vinculadas con la empatía y la interacción social.

En el caso de la empatía, parece desempeñar un papel clave en la susceptibilidad al contagio de bostezos. Las personas con trastornos sociales, como el autismo o la esquizofrenia, parecen menos receptivas a contagiarse de los bostezos de los demás.

Esta observación refuerza la idea de que la percepción de contagio puede ser exagerada, en parte porque los estudios a menudo implican observar a individuos en grupos. Y es que no es necesariamente ver a alguien bostezar lo que desencadena la reacción, sino más bien la presencia y las interaccionesdentro del grupo.