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EL PODER DE SENTIRSE BIEN
Un estudio de investigadores británicos sugiere que vacunarse cuando nos encontramos de mejor humor potencia la acción de nuestro sistema inmunológico.
Con la llegada del otoño, la temida gripe comienza a acechar y son muchos los que deciden prevenir su ataque con una vacuna. Sin embargo, ésta no hace el mismo efecto a todo el mundo y hay quien acaba por pasar unos días de fiebre y estornudos a pesar de haber recibido la inyección. Un reciente estudio sugiere que el estado de ánimo podría tener algo que ver: según sus conclusiones, el buen humor podría potenciar la acción del sistema inmunológico.
Se estima que la vacunación antigripal es eficaz entre el 17 y el 53% de los adultos mayores. Para determinar qué hace que tengamos más papeletas en esta desagradable lotería los autores del trabajo, investigadores de la Universidad de Nottingham en el Reino Unido estudiaron varios aspectos psicológicos y de comportamiento de más de un centenar adultos de entre 65 y 85 años, los más propensos a ser infectados por la gripe.
El mismo día que los participantes se vacunaban, debían rellenar un formulario sobre cómo se sentían anímicamente, algo que sirvió a los investigadores para determinar que, tras varias semanas, los que se declaraban más contentos habían desarrollado un mayor número de anticuerpos contra el virus de la gripe. Eso sí, este efecto sólo se advirtió en la cepa de ese mismo año.
Pero no sólo el estado de ánimo influía en la respuesta inmunológica. Factores como el sueño, el estrés, la actividad física y hasta la nutrición, que se examinaron en los pacientes dos semanas antes de la vacunación, también podían ser claves para activar las defensas.
El equipo sugiere que podría existir una relación entre los mecanismos cerebrales que regulan el estado de ánimo y el sistema inmunológico. Admite, sin embargo, que el estudio tiene importantes limitaciones que no permiten establecer una asociación sólida, por lo que hacen falta nuevas y más exhaustivas investigaciones.
Aun así, los investigadores aseguran que las conductas de los pacientes y su bienestar psicológico "pueden influir en las respuestas inmunitarias a la vacunación”. Así que la próxima vez que vayas a vacunarte, no te olvides de la sonrisa.