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¡YA QUEDA MENOS!
Aunque no lo parezca, el cambio de hora afecta más de lo que creemos. Te lo contamos.
¿Notas que durante esta semana cuando te levantas por la mañana es como si no hubieses descansado nada en toda la noche y solo tienes ganas de seguir durmiendo? Déjame decirte que no estás solo, todo lo contrario. Son muchas las personas a las que esta semana se les está haciendo más cuesta arriba de lo habitual y no es casualidad. Todo tiene una explicación.
Si no vamos unos días atrás, concretamente a la noche del 30 al 31 de marzo, recordaremos que todos nuestros relojes se adelantaron una hora con el objetivo de optimizar al máximo el uso de la luz natural durante los meses más cálidos. Sin embargo, aunque puede parecer un simple gesto, perder esa hora de sueño puede tener efectos en la salud y alterar el ciclo del sueño de algunas personas.
Tal y como explican los expertos de la Sociedad Española del Sueño (SES), es habitual que los primeros días después del cambio de hora algunas personas padezcan irritabilidad, falta de concentración, bajo rendimiento laboral e insomnio.
El cambio de horario altera el tiempo de exposición al sol durante el día y desequilibra al reloj interno, que tarda varios días en reajustarse.
En concreto, según los datos que ofrecen desde el Colegio de Médicos de Málaga, el 95% de las personas suelen tardar unas dos semanas en encontrar su nuevo ciclo. No obstante, aquellas personas que son más vulnerables o sensibles ante estos cambios, pueden tardar hasta un mes. Es el caso de los mayores y de los niños.
Es muy importante cuidar la higiene del sueño y crear unos patrones del mismo, adoptando unos horarios fijos para despertarse y acostarse. Además, otros dos factores fundamentales para conseguir una buena rutina es evitar hacer actividad física y utilizar pantallas antes de acostarse.
Según estudios recientes de la Universidad de Murcia, el horario de invierno en España es el que permite una mayor sincronía entre la salida del sol y el inicio de la jornada laboral y escolar.
Por ello, desde SES aconsejan que en España lo más conveniente para la salud es que exista un horario estable sin cambios durante el año; y que se mantenga de forma permanente el horario de invierno.
Así se conseguiría una mayor exposición a la luz solar durante la franja horaria laboral y escolar más habitual, especialmente en las primeras horas de la mañana.
Si el horario de verano es el que fuese permanente amanecería muy tarde y habría un exceso de luz en las noches, una situación que desajusta el reloj interno y puede provocar bajo rendimiento y vulnerabilidad a determinadas enfermedades.