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HD 189733 B
El hallazgo no solo es anecdótico: el azufre es un componente básico de los planetas y podría influir en el interior y en las atmósferas de mundos gaseosos más allá del sistema solar.
Dentro de la astronomía, el hallazgo de nuevos planetas es bastante frecuente, por lo tanto lo anecdótico, lo extraño en estos mundos extrasolares, entusiasma a los expertos, entre otras cosas porque permite explicar su origen y su evolución. Y es precisamente esta última característica la que hace interesante a HD 189733 b, un gigante gaseoso del tamaño de Júpiter ubicado a 64 años luz de la Tierra.
Este exoplaneta ya era conocido por su clima mortal, con temperaturas por encima de los 1.000ºC, pero detrás de sus "tórridos veranos" había estado ocultando otra característica extraña: apesta a huevos podridos, según un nuevo estudio de la Universidad Johns Hopkins basados en datos del Telescopio Espacial James Webb.
Los autores, liderados por Guangwei Fu, descubrieron que la atmósfera de HD 189733 b, tiene trazas de sulfuro de hidrógeno, una molécula que no sólo desprende un hedor similar al de los huevos podridos, sino que también ofrece a los científicos nuevas pistas sobre cómo el azufre, un componente básico de los planetas, podría influir en el interior y en las atmósferas de mundos gaseosos más allá del sistema solar.
"El sulfuro de hidrógeno es una molécula importante que no sabíamos que existía. Predijimos que así sería y sabemos que está en Júpiter, pero en realidad no lo habíamos detectado fuera del sistema solar – explica Fu en un comunicado -. No estamos buscando vida en este planeta porque hace demasiado calor, pero encontrar sulfuro de hidrógeno es un trampolín para encontrar esta molécula en otros planetas y comprender mejor cómo se forman los diferentes tipos de mundos".
Además de detectar sulfuro de hidrógeno y medir el azufre total en la atmósfera de HD 189733 b, el equipo de Fu midió con precisión las principales fuentes de oxígeno y carbono del planeta: agua, dióxido de carbono y monóxido de carbono.
"El azufre es un elemento vital para construir moléculas más complejas y, al igual que el carbono, el nitrógeno, el oxígeno y el fosfato, los científicos necesitamos estudiarlo más para comprender completamente cómo se forman los planetas y de qué están hechos", añadió Fu.
HD 189733 b es el "Júpiter caliente" más cercano que los astrónomos pueden observar pasando frente a su estrella, lo que lo convierte en un planeta de referencia para estudios detallados de atmósferas exoplanetarias desde su descubrimiento en 2005, señala el estudio. Este tipo de planetas se distingue por tener una masa cercana o superior a la de Júpiter y porque se encuentran a una distancia de su estrella al menos ocho veces más cerca que Mercurio del Sol, de ahí su temperatura. Pero el caso de HD 189733 b es particular porque la distancia a su estrella es 13 veces más cercana que la de Mercurio al Sol y su masa es de 0,846 la del Sol. A esto hay que sumarle que su "año" dura apenas unos dos días terrestres y, a las altas temperaturas, le suma la lluvia de cristales que vuela hacia los lados con vientos de unos 8.000 km/h.
Al igual que lo hizo al detectar agua, dióxido de carbono, metano y otras moléculas críticas en otros exoplanetas, el Telescopio Espacial James Webb ofrece a los científicos otra nueva herramienta para rastrear el sulfuro de hidrógeno y medir el azufre en planetas gaseosos fuera del sistema solar.
"Digamos que estudiamos otros 100 Júpiter calientes y todos ellos están mejorados con azufre. ¿Qué significa eso acerca de cómo nacieron y cómo se formaron de manera diferente en comparación con nuestro propio Júpiter?", se pregunta Fu.
Los nuevos datos también descartaron la presencia de metano, algo que el equipo de Fu ya había pensado debido a las altas temperaturas. Junto a esta medición, también se analizaron los niveles de metales pesados como los de Júpiter, algo que podría ayudar a los científicos a responder preguntas sobre cómo se correlaciona la metalicidad de un planeta con su masa.
Los planetas gigantes helados menos masivos, como Neptuno y Urano, contienen más metales que los que se encuentran en gigantes gaseosos como Júpiter y Saturno, los planetas más grandes del sistema solar. Las metalicidades más altas sugieren que Neptuno y Urano acumularon más hielo, rocas y otros elementos pesados en relación con gases como el hidrógeno y el helio durante los primeros períodos de formación. Los científicos están probando si esa correlación también es válida para los exoplanetas.
"Este planeta con la masa de Júpiter está muy cerca de la Tierra y ha sido muy bien estudiado – afirma Fu -. Ahora tenemos esta nueva medición para mostrar que, de hecho, las concentraciones de metales que tiene proporcionan un punto de anclaje muy importante para este estudio de cómo la composición de un planeta varía con su masa y radio. Los hallazgos respaldan nuestra comprensión de cómo se forman los planetas mediante la creación de más material sólido después de la formación inicial del núcleo y luego se mejoran naturalmente con metales pesados".
En los próximos meses, el equipo de Fu planea rastrear azufre en más exoplanetas y descubrir cómo los altos niveles de ese compuesto podrían influir en la distancia a sus estrellas madre.
"Queremos saber cómo llegaron allí este tipo de planetas, comprender su composición atmosférica nos ayudará a responder esa pregunta", concluye Fu.