EXCESO DE AMONIO

Un estudio señala los peligros de la dieta paleo

Si bien tiene importantes beneficios, los análisis realizados hasta la fecha tienen importantes carencias.

Dieta paleoPixabay

En general, una dieta paleo tiene muchas características de las dietas saludables recomendadas, incluyendo el énfasis en el consumo de frutas, verduras, carnes magras, pescado, huevos, frutos secos y semillas y evitar los alimentos procesados. Pero hay investigaciones limitadas sobre dietas paleo en comparación con estudios de dietas equilibradas con grupos de alimentos más variados.

La mayoría de los estudios sobre dietas paleo incluyen un pequeño número de personas, su duración es de un máximo de algunos meses (muy poco para comprobar efectos a largo plazo) y a eso hay que sumarle que la definición de dieta paleo también varía de un estudio a otro. Todo eso hace que sea muy difícil obtener resultados replicables y aplicables a todo el mundo.

En general, pequeños estudios a corto plazo sugieren que una dieta paleo podría ayudar a controlar: el peso, la presión arterial, el nivel de colesterol y los triglicéridos.

Uno de los estudios más importantes sobre esta dieta se realizó precisamente en España y analizó los beneficios de los patrones dietéticos a largo plazo autoinformados en más de 18.000 adultos jóvenes de España. Los autores, liderados por Miguel Ruiz-Canela de la Universidad de Navarra, descubrieron que la dieta paleo estaba relacionada con menores factores de riesgo de enfermedad cardíaca o cardiovascular. Esta reducción en el riesgo se debió principalmente a evitar alimentos altamente procesados, como patatas fritas y dulces, y a comer muchas frutas y verduras.

Pero la realidad es que se necesitan ensayos más prolongados con grandes grupos de personas asignadas al azar a diferentes dietas para comprender los beneficios generales para la salud a largo plazo y los posibles riesgos de este tipo de dieta.

Ese ha sido el objetivo de un equipo de científicos de la Universidad de Ginebra (UNIGE) y sus resultados muestran que, si bien son eficaces para regular el peso y estabilizar la diabetes, estas dietas no están exentas de riesgos. Y una de las claves son las proteínas.

El exceso de proteínas aumenta enormemente la producción de amonio, lo que ejerce una enorme presión en el trabajo del hígado. El exceso de amonio puede provocar trastornos neurológicos y, en casos graves, provocar coma, según el estudio publicado en el Journal of Biological Chemistry. Lo complejo, como siempre, es conseguir un equilibrio entre los beneficios y sus efectos negativos.

La diabetes tipo 2 es una enfermedad metabólica que está en constante aumento debido a un estilo de vida sedentario y una dieta excesivamente rica, el páncreas dañado tiene dificultades para regular los niveles de azúcar en sangre. Si bien los tratamientos actuales ayudan a controlar la progresión de la enfermedad, no curan la diabetes y perder peso suele ser una parte esencial del tratamiento.

"Las dietas ricas en proteínas animales y/o vegetales, llamadas dietas paleolíticas, pueden utilizarse para estabilizar la diabetes tipo 2 y regular el peso – señala Pierre Maechler, líder del estudio, en un comunicado -. Estas dietas están inspiradas en las dietas basadas en carne de la época preagrícola. ¿Pero qué impacto tienen en el cuerpo? ¿Son inofensivos? Eso es lo que nos propusimos descubrir".

El amonio es un producto de desecho normal de la degradación de proteínas, esencialmente eliminado en el hígado por la enzima glutamato deshidrogenasa (GDH). En caso de sobrecarga de proteínas, la enzima GDH se ve sometida a presión. Para estudiar el impacto de las dietas ricas en proteínas, el equipo de Maechler alimentó a ratones sanos y a ratones que carecían de la enzima GDH en el hígado con una dieta con un contenido de proteínas que imitaba la llamada dieta paleolítica.

El equipo de Maechler observó que, en ratones sanos, aunque el exceso de proteínas aumentaba la producción de amonio, el hígado gestionaba este exceso gracias a la acción de la enzima GDH, que desintoxica el amonio antes de que pueda causar daño.

"En cambio, en los ratones que carecen de la enzima GDH, el hígado es incapaz de eliminar el exceso de amonio tóxico derivado de las proteínas. No es necesario esperar semanas o meses; basta con un cambio de dieta que dure algunos días para observar consecuencias importantes", añade Karolina Luczkowska, coautora del estudio.

"Estos resultados sugieren que en caso de disfunción de la enzima GDH, las dietas altas en proteínas pueden causar un exceso dañino de amonio. El amonio no eliminado por el hígado puede provocar trastornos graves, especialmente neurológicos. Un análisis de sangre podría evaluar la actividad de la GDH para evitar sobrecargar el metabolismo con proteínas en personas cuya enzima GDH es deficiente. Por eso es importante estar bien informado antes de seguir una dieta rica en proteínas", concluye Maechler.