¿FUNCIONA?

El experimento de los bomberos de Los Ángeles para apagar el fuego que los científicos están siguiendo de cerca

Los bomberos que luchan contra los letales incendios forestales que arrasaron el área de Los Ángeles se han visto obstaculizados por un suministro limitado de agua dulce.

La batalla continúa. Los bomberos que luchan contra los letales incendios forestales que arrasaron el área de Los Ángeles se han visto obstaculizados por un suministro limitado de agua dulce. Por eso, han acudido a una medida desesperada: utilizar agua de mar para apagar el fuego.

El uso de agua de mar para combatir incendios puede parecer una solución sencilla: el océano Pacífico tiene un suministro de agua aparentemente infinito. En situaciones de emergencia como la que enfrenta el sur de California, suele ser la única solución rápida. Sin embargo, si no se ha hecho hasta ahora es porque el agua de mar puede ser un arma de doble filo. Te contamos los detalles.

El agua salada corroe los equipos de extinción de incendios y puede dañar los ecosistemas, especialmente aquellos como los matorrales de chaparral de los alrededores de Los Ángeles, que normalmente no están expuestos al agua de mar. Pequeñas cantidades de sal (añadidas, por ejemplo, como fertilizante) no dañan las plantas, pero el exceso de sales puede estresarlas y matarlas.

Incendio forestal | Sinc

Experimento con agua de mar en un bosque

Tal y como explica el científico Patrick Megonigal, del Centro de Investigación Ambiental Smithsonian, en un reciente artículo en el medio The Conversation, él y su equipo llevan desde 2022 trabajando en una finca experimental precisamente con el objetivo de comprobar los efectos del agua salada sobre los bosques.

El experimento, llamado TEMPEST, empezó en junio de 2022 cuando estos científicos tomaron agua de una bahía cercana y la bombearon durante 10 horas imitando el efecto de una ola arrastrada por una tormenta. Curiosamente, no observaron ningún efecto perjudicial en las plantas de su parcela de bosque experimental.

En junio de 2023 decidieron repetir el procedimiento, esta vez durante 20 horas. Prácticamente todas las plantas permanecieron imperturbables. Sin embargo, cuando en junio de 2024 subieron a 30 horas, todo empezó a empeorar. Las hojas de los álamos se secaron mucho antes de lo debido y a mediados de septiembre el dosel del bosque estaba desnudo, como si ya fuese invierno.

En otra finca experimental se repitió exactamente el mismo proceso, año tras año, pero con agua dulce, y no hubo problemas al bombear durante 30 horas. Estaba claro que el agua del mar estaba dañando el bosque.

La resistencia inicial del bosque se puede explicar en parte por la cantidad relativamente baja de sal en el agua del estuario del que extrajeron el agua se mezclan agua de río y de mar, por lo que la concentración de sal no es tan alta como el océano del que se obtenía el agua.

Sin embargo, una gran sequía en 2024 pudo hacer que las sales permanecieran en el suelo. La exposición más prolongada de los árboles a suelos salinos después del experimento de 2024 puede haber excedido su capacidad para tolerar estas condiciones.

Por ello, si bien el agua del océano puede ayudar a combatir incendios, existen razones por las que los bomberos prefieren fuentes de agua dulce, siempre que haya disponible.