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AVANCES EN TECNOLOGÍA GENÉTICA
Así lo predice una experta basada en nuestros avances en biología sintética.
A primera vista parece el argumento de la película Gattaca, sobre edición genética y eugenesia. Pero parece que la posibilidad de que nuestros nietas y nietas tengan varios padres y madres biológicas, es mucho más que una distopía. Al menos así lo asegura Amy Webb en una entrevista a The Washington Post.
Vamos por partes para comprender esto. Lo primero: ¿quién es Amy Webb? Graduada en ciencias políticas, economía y teoría de juegos de la Universidad de Indiana, máster en la Universidad de Columbia y profesora de las universidades de Cambridge y Oford, entre otras, también ha sido miembro de la Comisión Bilateral Estados Unidos/Rusia creada por Barak Obama. Sus libros figuran entre los más vendidos en la lista del New York Times y The Washington Post. Vamos, que no es una improvisada.
El segundo paso es comprender qué es la biología sintética. A menudo confundida con la edición genética, se trata de una disciplina relativamente nueva. De acuerdo con el NIH (Instituto Nacional de Investigación Genómica de Estados Unidos), en biología sintética, los científicos suelen unir largos tramos de ADN y los insertan en el genoma de un organismo. Estos fragmentos de ADN sintetizados podrían ser genes que se encuentran en otros organismos o podrían ser completamente nuevos. En la edición del genoma, en cambio, se suelen utilizar herramientas para realizar cambios más pequeños en el propio ADN del organismo. Las herramientas de edición del genoma también se pueden usar para eliminar o agregar pequeños tramos de ADN en el genoma.
Básicamente se trata del rediseño de organismos para que tengan nuevas habilidades que se puedan aplicar, por ejemplo, a la medicina, la producción o la agricultura.
Hay muchos casos de biología sintética actualmente. Por ejemplo, microorganismos modificados para la biorremediación, es decir para limpiar los contaminantes del agua, el suelo o el aire. O un tipo de arroz modificado para producir betacaroteno, un nutriente generalmente asociado con las zanahorias, que previene la deficiencia de vitamina A. Y hasta una levadura diseñada para producir aceite de rosas como un sustituto ecológico y sostenible de las rosas que los perfumistas utilizan para crear aromas de lujo.
Es este conocimiento el que, de acuerdo con Webb, permitiría que en el futuro los bebés tengan dos o tres padres o madres. En su ADN habrá fragmentos de varios progenitores que le dotarán de las características, físicas, metabólicas, genéticas, etc. deseadas.
“De lo que estamos hablando aquí – explicaba Webb en la entrevista – es de una tecnología que desbloquea nuestra capacidad de ser más selectivos y de diseñar la vida intencionalmente. Tal vez eso signifique que una persona use su propio material genético para llevar a término un embrión; tal vez abre oportunidades para seleccionar rasgos de más de dos padres. La posibilidad de elegir que pronto se podría otorgar a quienes deciden procrear, podría ser significativa y un bien muy valorado”.
Precisamente las implicaciones de esta tecnología es lo que analiza Webb en su nuevo libro “The Genesis Machine”, coescrito con el genetista Andrew Hessel. Allí Webb señala que la ciencia de la procreación cambiará significativamente la forma en que tenemos bebés, e incluso puede cambiar la cantidad máxima de padres biológicos que una persona puede tener.
Obviamente esto tiene muchas implicaciones éticas, pero Webb señala que hay “reconocer las ventajas geopolíticas que algunos países podrían intentar al aumentar la inteligencia y los rasgos físicos de su población. Algo que no significa que debamos rechazar la biología sintética en genera. La idea de hacer que el embarazo sea más fácil para las personas que realmente quieren ser padres es algo que deberíamos aceptar. En este momento, la creación de un niño depende del azar y la casualidad, o del dinero suficiente para muchos ciclos de fertilización in vitro. Es sorprendentemente difícil en el año 2022 tener un bebé. No debería ser así”.
Muchos padres y muchas madres firmarían por tener la posibilidad de evitar que sus hijos heredaran ciertos genes que los predisponen a enfermedades hereditarias. Y en este sentido Webb cree que la biología sintética, aplicada a la reproducción tiene un límite: el cielo.
“Hasta ahora – concluye Webb –, tener unhijo requería de un hombre, una mujer y las estructuras biológicas necesarias. Ahora la biología sintética nos ofrece otras opciones. Creo que dentro de 40 años, puede ser posible que un niño tenga varios padres, o que una pareja de 70 años decidan tener un bebé”.