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Si lo que deseas es perder peso, lo importante no es tanto lo que comes sino cuándo lo comes, según una nueva investigación llevada a cabo por expertos de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Loma Linda en California (EE. UU.) y que recoge la revista Journal of Nutrition.
El estudio examinó los factores que condujeron a la pérdida de peso, descubriendo que, independientemente de lo que los participantes comían, era el momento de sus comidas y si habían tomado aperitivos o snacks durante todo el día, lo que más influía finalmente en su índice de masa corporal, o IMC.
Cuatro hábitos alimenticios estaban asociados más concretamente con la pérdida de peso: "hacer sólo una o dos comidas al día, mantener un ayuno nocturno de hasta 18 horas, tomar el desayuno en lugar de saltarlo y hacer del desayuno o del almuerzo la comida más grande del día", explican los autores. Además, los factores asociados con un mayor IMC eran: merendar y hacer más de tres comidas al día, y hacer de la cena la comida más voluminosa del día.
"Antes de los 60 años de edad, los que ingerían calorías más temprano a lo largo del día tenían menos ganancia de peso", dijo Gary Fraser, coautor del trabajo, explicando que después de los 60 años, el mismo comportamiento tendía a producir una mayor tasa de pérdida de peso de promedio. "Durante décadas, el efecto total sería muy importante".
Para el estudio, los investigadores utilizaron datos de más de 50.000 individuos para comprender mejor los factores de alimentación que afectaban al tamaño del cuerpo. En general, los resultados revelaron que los individuos que hacían menos de dos comidas al día tenían un IMC más bajo; sin embargo, saltarse el desayuno tuvo el efecto opuesto. Además, los snacks estaban asociados con un mayor aumento de peso.
Aunque es importante ingerir menos calorías en general, consumir una mayor cantidad de calorías por la mañana y menos por la noche puede ayudar a reducir al mínimo el aumento de peso con la edad.
La idea de que el desayuno es la comida más importante del día ha existido desde hace décadas, y aunque la importancia real del desayuno puede ser discutible, todas aquellas personas que desayunan habitualmente son generalmente más delgadas que aquellos que se saltan esta comida. ¿Por qué sucede esto? Algunas investigaciones sugieren que saltarse la comida puede provocar un metabolismo anormal que puede conducir a la obesidad.
Además, no tomar el desayuno también puede interferir con el reloj interno del cuerpo, haciéndolo cambiar del marco de tiempo normal a un estilo de vida más nocturno. Lo que es más, cenar opíparamente puede asociarse con el aumento de peso porque los alimentos que ingerimos un poco antes de irnos a dormir no son utilizados por el cuerpo como energía, y en su lugar son almacenados como grasa corporal.
Mientras que este informe muestra lo que, en promedio, conduce a una mayor ganancia de peso, los investigadores destacaron que independientemente de cuánto come y cuándo lo come, la mayoría de las personas ganará algo de peso a medida que envejezcan.
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