CURIOSIDAD

Hay una explicación científica por la que nunca se olvida el primer beso

Según la ciencia, aunque muchos creen recordar con detalle su primer beso, en realidad, la mayoría de esos recuerdos se centran en las circunstancias que en la experiencia en sí.

¿Sabes en qué consiste la memoria autobiográfica? ¿No? Tal vez lo entiendas mejor si te preguntas por qué no has olvidado tu primer beso. Este hecho, el primer beso, es uno de esos puntos en la vida que quedan marcados para siempre, independientemente de cómo termine esa relación o amistad y para el que la ciencia ha encontrado una respuesta.

Los llamados hitos vitales, y a los que pertenecen el miedo, la alegría o la vergüenza, jamás se olvidan. Son recuerdos esenciales que se quedan codificados en nuestro cerebro para siempre para ser rememorados a lo largo de nuestra vida. En caso de que quedaran olvidados, no serían tan relevantes. La científica Sheril Kirshenbaum de la Universidad de Texas lo explica de manera muy sencilla.

En su investigación pone en duda la creencia común de que el primer beso es un recuerdo indeleble. A lo largo de dos años, Kirshenbaum ha explorado cómo las personas recuerdan este momento, sugiriendo que, aunque muchos aseguran tener un recuerdo nítido, en realidad, lo que suelen rememorar son detalles periféricos y no la sensación exacta del beso.

Puede que tus recuerdos estuvieran contaminados a partir del segundo beso, pero en el caso del primero y dado que supone uno de esos puntos vitales, la imagen es vívida y clara. Recordarás al chico o chica, pero también el lugar, incluso el clima y otros detalles que, aplicados a diferentes recuerdos, pueden parecer insignificantes.

La científica sostiene que los recuerdos placenteros son más efímeros que las experiencias negativas, las cuales suelen dejar una huella más persistente en la memoria. En su investigación, ha descubierto que las personas pueden recordar hasta el 90% de las circunstancias que rodearon su primer beso, pero rara vez pueden reproducir la sensación misma de ese momento.

Esa generación de situaciones de altísima intensidad, que no por ellas tienen que ser negativas, provocan que la amígdala dispare una emoción y a continuación el hipocampo codifica uno a uno todos los detalles, relacionándolos con el córtex visual. El resultado final es toda una serie de conexiones neuronales perfectamente atadas y guardadas para siempre en tu memoria; listas para ser activadas cuando se genere un momento remotamente similar.

En resumen, nuestra memoria está configurada para evocar lo que ha sido crucial en nuestra vida, dándole un significado coherente. Cada vez que recordamos un evento pasado, le otorgamos un lugar y un sentido dentro de nuestra narrativa personal. La persistencia de estos recuerdos demuestra que nuestra memoria no es frágil, sino selectiva. La memoria autobiográfica construye nuestra identidad, mejora nuestro estado de ánimo y fortalece los vínculos afectivos con nuestros seres queridos.