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EL EXVICEPRESIDENTE DE EEUU SE ADELANTÓ A UN POSIBLE ATENTADO

Hackear un marcapasos es posible (y Cheney lo sabía)

Matar a alguien con marcapasos es posible para un buen hacker informático. Eso es algo que hemos visto en la ficción pero que el que fuera vicepresidente con Bush supuso y se adelantó pidiendo que quitaran el WiFi a su dispositivo.

Dick Cheney, exvicepresidente de EEUU Wikimedia commons

En el capítulo diez de la segunda temporada de Homeland, esa serie en la que un soldado americano secuestrado en Irak regresa a EEUU convertido en un posible terrorista, atentan contra el vicepresidente hackeando el control remoto de su marcapasos. Ficción, pensarás, pero no.

De hecho, la idea de los guionistas de la exitosa serie, aunque sorprendente, no es novedosa: ese capítulo -titulado irónicamente 'Broken hearts', "corazones rotos" en castellano- está inspirado en hechos reales hasta extremos insospechados.

Según cuenta Popular Science, en 2008 investigadores de las universidades de Washington y Massachusetts consigueron acceder mediante un hackeo a los datos personales de un marcapasos, así como a algunas de sus funciones de control remoto.

Cuatro años después, un hacker especializado en asaltar ingenios tecnológicos, completó el experimento: no sólo accedió al control remoto del aparato, pudiendo detenerlo a voluntad, sino que los convirtió en armas mortales que podían descargar toda su potencia directamente en el corazón de la potencial víctima: 830 voltios, nada menos.

La cuestión es que en Homeland no sólo tomaron esa idea y la convirtieron en realidad, sino que de hecho reconstruyeron una escena real: el exvicepresidente Dick Cheney, la mano derecha -en muchos sentidos- de George W. Bush, pidió que se deshabilitara la conexión WiFi de su marcapasos para evitar posibles accesos indeseados. Un año después se publicó el primer estudio citado, ¿una casualidad?

De hecho, las similitudes entre Dick Cheney y William Walden, el vicepresidente ficticio, son múltiples: Walden es el ideólogo conservador del gobierno republicano, el responsable de los ataques con drones que desencadenan la trama de la serie y el hombre que mueve los hilos en la sombra, esperando dar el salto a la Casa Blanca como presidente. Hasta que el atentado lo impide.

Para colmo de casualidades, el productor ejecutivo de la serie, Henry Bromell, murió tres meses de la emisión del episodio, que escribió íntegramente... ¿adivinas de qué? Sí, de un ataque cardíaco.