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CON AYUDA DE DOS INVENTORES
Cuando Michael Jackson estrenó su videoclip Smooth Criminal en 1988, sus fans se quedaron ojipláticos con un paso de baile que desató la ovación. Jackson, casi al final de la canción, desafiaba literalmente la gravedad.
Mientras sus pies se hincaban al escenario, su cuerpo –y el de sus bailarines- se inclinaba de bruces unos 45 grados respecto al suelo, sin nisiquiera desplomarse. Smooth Criminal era el séptimo sencillo de su álbum Bad y aquel paso de baile de Jacko representó una de los hitos en sus coreografías, junto al ya famoso paso lunar.
Los seguidores de Michael Jackson saben de sobra que el rey del pop utilizó cuerdas y poleas durante la grabación del vídeo de Smooth Criminal. Todo era un truco. Sin embargo, el cantante quería trasladar ese final de baile a su gira de conciertos.
Para ello, contactó con dos inventores para así crear unas botas especiales anti-gravedad que le permitieran asombrar a sus fans sin necesidad de tramoya.
Estos zapatos anti-gravedad funcionaban gracias a que los tacones se enganchaban a unos tornillos fijos sobre a la superficie del escenario.
Así, Jackson y su corte de bailarines podían casi reclinarse en el aire en un ángulo imposible.
Michael Jackson patentó aquellas botas y su engranaje de tornillos en 1996, junto con los coautores del invento, Michael L. Bush y Dennis Tompkins.
Según reza el resumen de la patente y las imágenes inscritas en la Agencia de Patentes de Estados Unidos, se trata de un calzado perforado que posibilita a una persona caer hacia delante, más allá del centro de gravedad, sin perder el equilibrio.
Los zapatos anti-gravedad tienen, como podemos ver en una de las fotografías publicadas en Formy Hour, una ranura en el tacón que ensambla con las piezas atornilladas al suelo.