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INTROSPECCIÓN
De acuerdo con nuevos estudios, la evidencia científica demostraría que sus efectos son positivos, pero se necesita entrenamiento.
Desde hace poco menos de una década, la práctica del mindfulness o la atención plena, se debate entre la ciencia y el negocio. Si bien estamos acostumbrados a pensar en lo que ocurre a nuestro alrededor, algo muy estudiado a nivel cerebral, los mecanismos neuronales implicados en el procesamiento de nuestras emociones, no ha recibido tanta atención.
"El entrenamiento de la atención plena es un mecanismo mediante el cual podemos entrenar nuestro cerebro – explica Erika Nyhus, líder de un estudio presentado en la reunión anual de la Sociedad de Neurociencia Cognitiva (CNS) en Toronto -. El trabajo para comprender los mecanismos neuronales en juego en este entrenamiento de atención plena muestra vías potenciales hacia una cognición mejorada, pero no hay atajos. Se necesita práctica".
El estudio sugiere que las diferencias individuales en el procesamiento sensorial y cognitivo de nuestro cerebro pueden predecir la salud mental y ser susceptibles de entrenamiento a través de nuevas aplicaciones tecnológicas.
De acuerdo con el equipo de Nyhus, la capacidad de interocepción (cómo alguien siente el estado interno de su cuerpo), es un componente importante del entrenamiento de la atención plena o mindfulness, que podría ayudar a controlar los trastornos del estado de ánimo como la depresión.
"La interocepción es importante en la depresión porque nuestras emociones se componen tanto de sensaciones corporales viscerales como de nuestras valoraciones cognitivas de estas sensaciones que nos ayudan a darles sentido y ponerlas en contexto – explica el coautor Norman Farb -. Por ejemplo, un cosquilleo en el vientre podría juzgarse como excitación o ansiedad dependiendo de nuestro contexto y hábitos de valoración".
El equipo de Nyhus está trabajando para desentrañar cómo el cerebro procesa estas señales interoceptivas. Uno de los hallazgos realizados está vinculado con que la capacidad de prestar atención internamente es suficiente para extraer recursos de "hábitos de evaluación profundamente arraigados, potenciando la integración de sensaciones y sentimientos novedosos, que pueden ayudar a una persona a 'despegarse' en la forma en que se relaciona consigo misma y con los demás", añade Farb. En pocas palabras: la introspección nos ayuda a crear hábitos saludables para nuestra mente.
Estudios previos señalan que uno de los mayores indicadores de la depresión es cuánto inhiben los individuos el procesamiento sensorial y motor, es decir, su capacidad para lidiar con los problemas. Aquellos que mantuvieron este procesamiento en lugar de inhibirlo recayeron en la depresión en tasas mucho más bajas, a pesar de tener antecedentes de depresión que indicaban un alto riesgo de recaída.
"Estos resultados confirman otros indicadores neuronales de la depresión como tener demasiada actividad en regiones que respaldan el juicio y la evaluación – afirma Farb -, y señala la importancia de mantener el control en momentos de estrés como un signo de resiliencia mental".
En otra serie de estudios publicados en ENeuro, el equipo de Farb analizó específicamente la atención a la respiración, una práctica central en el entrenamiento de la atención plena. Los resultados mostraron que, mientras que la atención a los sentidos externos (como la visión), activa la corteza visual correspondiente, la atención a la respiración tiende a desactivar la corteza cerebral, incluidas las regiones donde se produce la evaluación y el control cognitivo.
"Esto sugiere que los ejercicios de atención plena pueden ayudar en primer lugar a las personas a utilizar su atención para dejar de hacer tantas cosas con su cerebro, aliviando así la sensación de estrés – apunta Farb -. También tiene una implicación fascinante sobre en qué se diferencia la interocepción de los sentidos externos: el procesamiento interoceptivo puede estar representado continuamente en el cerebro para regular procesos biológicos como la respiración o los latidos del corazón. Para detectarlo, sólo tenemos que tranquilizarnos".
A medida que este tipo de estudios continúa comprendiendo de qué modo prestar atención a la respiración cambia los procesos cerebrales, también se descubre cómo aplicar estos conocimientos de forma efectiva para controlar el estrés y cómo influye en nuestra salud mental.
"Como científica, siempre he sido escéptica y me pregunto si realmente vale la pena todo este revuelo vinculado a la práctica de mindfulness – concluye Nyhus -. Ves entrenamiento de atención plena en todas partes y no sabes si tiene algo que ver, pero me sorprendió ver los resultados que obtuvimos en el laboratorio".