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No eres el único
La inquietud al ver a alguien masticar chicle o mover repetidamente la pierna podría ser un indicio de misokinesia.
Son muchas las personas que se ponen nerviosas al ver a otras mover rápidamente un pie o haciendo chasquidos con sus dedos. Estos signos de nerviosismo afectan negativamente a otras personas y se trata de un fenómeno que ya ha sido bautizado como misokinesia.
Según un estudio llevado a cabo por un grupo de científicos de la Universidad de Columbia Británica en Canadá, la misokinesia, también conocido como el "odio a los movimientos", es un fenómeno psicológico que se define por una fuerte respuesta negativa emocional ante la visión de pequeños y repetitivos movimientos de otras personas.
Ante las pocas investigaciones existentes sobre este fenómeno, dicho grupo de científicos realizó varios estudios que incluyeron a 4.100 participantes y confirmaron la existencia de la sensibilidad a la misokinesia en un tercio de los participantes. Fueron los propios encuestados quienes, a través de ciertas preguntas, autoinformaron de algún grado de sensibilidad al ver conductas repetitivas e inquietas de los demás.
"¿Alguna vez ha tenido sentimientos, pensamientos o reacciones físicas fuertes y negativas al ver o contemplar la inquietud o los movimientos repetitivos de otras personas (por ejemplo, ver el movimiento de los pies de alguien)?" o “¿Alguna vez ha tenido fuertes sentimientos, pensamientos o reacciones físicas negativas ante sonidos específicos o repetitivos, como los que provienen de la boca (por ejemplo, oír a alguien comer o sorber) o de otras partes del cuerpo (por ejemplo, oír el chasquido de los dedos)?” fueron las dos cuestiones principales que se les planteó a los participantes.
Como resultados, los hallazgos de la investigación concluyeron que un gran segmento de la población general sufre misokinesia, una sensibilidad visual-social que ha recibido poco reconocimiento. Los efectos de aquellos que padecen este fenómeno son muy diversos. Se conoce que reciben un impacto emocional negativo y que sufren reacciones como ansiedad, ira o frustración, llegando incluso a realizar menos actividades en entornos sociales.
Sin embargo, aún no se conoce la razón o las causas por las que ciertas personas sufren un impacto negativo al ver a otras inquietas. Una de las posibilidades que se baraja en el estudio está relacionada con las “neuronas espejo”, que se activan al realizar una acción y al ver a otro individuo moverse.
En este caso, las “neuronas espejo” se relacionarían con la empatía. Por ejemplo, cuando vemos a una persona caerse, hacemos una mueca de dolor ya que nuestro cerebro refleja ese daño. Lo mismo sucedería con las personas con misokinesia, ya que sus cerebros reflejarían el nerviosismo que ven en otras personas, y traspasarían esa inquietud a ellos mismos, provocando un efecto negativo.
El objetivo del estudio inicial era realizar una evaluación de la sensibilidad a la misokinesia y así determinar si estaría justificada una investigación más exhaustiva. El grupo de científicos ha concluido que este problema es común y real, y que puede repercutir negativamente en la capacidad para aprender, trabajar o disfrutar de las relaciones sociales.
Es un problema del que nadie ha hablado ni del que se ha estudiado, por lo que, según se indica el estudio, al iniciar este debate se abre la puerta a una mayor comprensión e investigación de la misokinesia.
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