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ESTUDIO DEL INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN BIOMÉDICA DE TEXAS
El tratamiento está a la espera de probarse en humanos, aunque los resultados en animales han sido positivos y con efectos secundarios tolerables.
El Instituto de Investigación Biomédica de Texas, Estados Unidos, ha modificado una vacuna para la tuberculosis para tratar uno de los cánceres de vejiga más comunes. Los científicos que la han desarrollado se encuentran a la espera de financiación para comenzar los ensayos en humanos.
No es esta la primera vez que los investigadores utilizan medicamentos ya aprobados para modificarlos y utilizarlos contra otras enfermedades. Por ejemplo, el ceritinib quita el arma con el que atacan las células cancerosas. En este caso, los científicos de Texas han probado a modificar una vacuna contra la tuberculosis desarrollada en la década de 1920.
Según la Sociedad Española de Oncología Médica, en 2021 se registraron en España 20.613 casos de cáncer de vejiga, siendo uno de los cinco más diagnosticados. De ellos, alrededor del 75 % se clasifican como "no invasivos del músculo", por lo que el cáncer afecta al tejido que recubre la superficie de la vejiga, pero no su músculo.
No es nuevo que los científicos intenten tratar el cáncer de vejiga con la vacuna contra la tuberculosis, de hecho se realiza desde finales de la década de 1970. Sin embargo, a pesar de ser una de las primeras inmunoterapias contra el cáncer y más eficaz que la quimioterapia en este tipo, hasta el 84 % de los pacientes no podían tolerar los fuertes efectos secundarios, según el Instituto de Investigación Biomédica de Texas.
El tratamiento con la vacuna Mycobacterium bovis bacille Calmette-Guérin (BCG) duraba tres años, pero, como muchos pacientes no podían completarlo, la última opción era extirpar la vejiga. Por ello, los científicos Robert S. Svatek y Jordi B. Torrelles, entre otros, han trabajado en una modificación de este suero que no fuera tan agresivo con los pacientes.
Durante los últimos seis años, Torrelles ha tratado de mejorar la vacuna para la tuberculosis. Él y su equipo probaron a eliminar ciertos lípidos de las bacterias del suero. El resultado, una vacuna "deslipidada", provocaba que el cuerpo realizara respuestas inmunitarias bien reguladas, pero con menos efectos secundarios.
Los científicos crearon dos versiones de esta vacuna sin lípidos a partir de dos bacterias de la tuberculosis: TICE y Tokyo. Después, el doctor Svatek y sus colegas realizaron pruebas en vejigas de ratones y células cancerosas de pacientes humanos. Descubrieron que ambas vacunas eran efectivas para matar al cáncer, aunque la versión japonesa causó menos inflamación y efectos secundarios.
"Es más específico y permite una respuesta más prolongada y lenta, lo que lo hace más efectivo", señaló el doctor Torrelles.
El estudio, publicado en la revista 'Cancer Immunology, Immunotherapy', cuenta los avances realizados por este equipo de investigación. El siguiente paso para los científicos es buscar financiación para comenzar los ensayos en humanos, aunque Torrelles se muestra positivo: "Dado que esto se basa en un tratamiento ya aprobado por la FDA, tenemos la esperanza de que pueda proceder de manera oportuna".
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