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ESTUDIO CON 97 NIÑOS Y 3 PERROS
Una investigación de la Universidad de Michigan evaluó si niños de dos y tres años son capaces de saber lo que quiere un perro y ayudarle a conseguirlo.
Investigadores de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, han evaluado cómo se comportan los niños de dos y tres años cuando están solos con perros. El resultado recoge que los niños suelen ayudar a los animales de forma espontánea, sobre todo si estos se muestran interesados.
El estudio, que se ha publicado en la revista Human-Animal Interactions, pretendía demostrar si los niños pequeños eligen ayudar espontáneamente a los perros o no en ciertos escenarios. Para probar su teoría, los científicos realizaron un experimento que incluía a 97 niños pequeños, de entre 20 y 47 meses, y tres perros muy simpáticos.
De los 97 participantes, los investigadores registraron que 44 tenían perro en casa y 53 no. Los científicos debían observar si los niños eran capaces de alcanzar a un perro la golosina o el juguete tanto si el animal se lo pedía como si no.
La primera conclusión que obtuvieron los científicos fue que los niños de dos a tres años alcanzaban estos objetos a los canes en un 50 % de las ocasiones en las que los perros intentaban cogerlos. Sin embargo, los niños también ofrecieron estos artículos a los animales pero los perros lo ignoraron el 26 % de las ocasiones.
Además, tenían el doble de probabilidades de ayudar a un perro a alcanzar una golosina o un juguete cuando el animal mostraba interés. Si el perro no ponía intención, algunos niños también le acercaban estos objetos, pero era menos probable.
El equipo investigador también descubrió que era más probable que los niños ayudaran a los perros a obtener los objetos fuera de su alcance si ya tenían una mascota en casa. También era más factible que los participantes acercaran el objeto al perro si el animal estaba más animado o si era una golosina en lugar de un juguete.
La doctora Rachna Reddy, una de las autoras del estudio, señaló que estos hallazgos respaldaban su hipótesis "de que las proclividades de desarrollo temprano de los niños para la lectura de objetivos y la prosocialidad se extienden más allá de los humanos a otros animales".
Como era de esperar, dicen los investigadores, tener un perro en casa, que el perro esté muy comprometido y que el objeto fuera del alcance sea comida en lugar de un juguete también aumentó la probabilidad de que los niños le den objetos a los perros caso por caso.
"Observamos que desde los dos años de edad los niños se comportan de maneras que muestran que no solo son capaces de leer el comportamiento dirigido a un objetivo de otro animal, sino que pueden y emplean ese conocimiento para ayudar a un animal a alcanzar su propio objetivo", explicó Reddy en un comunicado.
De cara al futuro, Reddy y su equipo sugieren que necesitarán más investigación para examinar los componentes psicológicos que intervienen en esta ayuda instrumental entre niños y perros, además de las emociones que subyacen esta motivación de ayudar a los animales.