CÓMO FUNCIONA NUESTRA MENTE

Por qué nos acabamos creyendo nuestras propias mentiras

Repetir una mentira hasta la saciedad acaba haciendo que nuestro cerebro crea que es verdad.

Es muy complicado que a lo largo del día no digas o recibas alguna mentira, puesto que forman parte de nuestra vida, ya sean de lo más inocente o algo más elaborada. Abusar de esta acción puede conllevar ciertos problemas, pero, en su justa medida, podría tener algunos beneficios.

Si lo que queremos es persuadir a otra persona, la mejor forma de hacerlo es haciendo que nos vean convencidos de ello. Existen ciertos estudios, cómo el de la disonancia cognitiva, que explican porque nos acabamos creyendo ciertas mentiras siendo el cerebro "consciente de ello".

La razón por la que nos creemos nuestras mentiras

Cuando lo que intentamos es persuadir a alguien, este autoengaño sirve para aumentar nuestro ego, la imagen que tenemos de nosotros mismos y, además, influir en la imagen que tienen sobre nosotros. Gracias a este mecanismo a veces actuamos sin buscar el beneficio propio porque nos creemos mejores personas de lo que demostramos en otras ocasiones.

Pero, ¿qué ocurre cuando nos creemos esas propias mentiras? El psicólogo Leon Festinger publicó en 1957 la teoría de la disonancia cognitiva. Esta teoría sugiere que cuando se persuade a las personas para que digan cosas y se comporten de maneras que sean contrarias a con sus creencias, se despierta una tensión psicológica incómoda.

Esta tensión llevará a las personas a cambiar sus creencias para que se ajusten a ese comportamiento, en lugar de al revés, como se pensó originalmente. Aquellas personas más conformistas suelen experimentar esa disonancia cognitiva, ya que acaban pasando por alto sus propias creencias para conformarse.

Para apoyar sus propias opiniones, la gente interpreta la misma información de maneras extremadamente diferentes. Por ello, la disonancia cognitiva explica muchas de nuestras acciones cotidianas.

La clave es pararnos a pensar a la hora de tomar una decisión, contar una mentira o dar nuestra opinión. El intentar complacer a los demás o demostrar algo que no eres a través de la mentira, acaba siendo insostenible y provoca, además de malestar en los demás, esa lucha mental contra nuestras propias creencias.

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