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¿Por qué nos gustan los finales felices? La ciencia ha encontrado una razón que lo explica

Todos queremos que todo salga bien en nuestra vida y en las películas que nos gustan, pero, ¿a qué se debe y cuáles son sus consecuencias?

Desde que somos pequeños hemos crecido a la sombra de películas infantiles en las que al final todo sale bien. Y es que la mayoría de películas y series siguen esta tendencia, al final el héroe o heroína por muchas adversidades que afronte acaba consiguiendo su objetivo y se despide feliz del público.

¿Qué pasa si una película no acaba con un final feliz? Muchas personas centran su opinión sobre una película en función de cómo termina. Y en la mayoría de los casos, si el espectador no siente que ha acabado como quería, no la recomienda y no vuelve a verla. Esto también pasa en todos los ámbitos de nuestra vida.

La clave está en nuestro cerebro

Los investigadores de la Universidad de Cambridge, Martin D. Vestergaard y Wolfram Schultz hanpublicado un estudioque demuestra que nuestro cerebro responde mejor ante los finales felices.

Aunque parezca algo insignificante, si lo piensas tiene mucho sentido. Como seres humanos que somos queremos que las cosas salgan bien, no solo en nuestra serie favorita, sino también en nuestro día a día. Por tanto, cuando nos va viento en popa y a toda vela estamos más activos y nuestro cerebro también.

Si aún dudas de ello, recuerda la última vez que algo no salió como esperabas. Seguro que te frustraste y te sentiste más apagado y desmotivado, pues esto también ralentizó tu actividad neuronal.

El experimento: dos tipos de finales y dos reacciones

Para probar esto, Vestergaard y Schultz sometieron a 28 hombres entre 21 y 36 años a diversos experimentos donde a veces conseguían lo que querían y a veces no. Generalmente el experimento consistía en ganar más o menos dinero.

De esta forma, demostraron que cuando el participante obtenía un final feliz - ganaba más dinero - tenía una mayor actividad cerebral. Por otro lado, las personas que no conseguían lo que querían, registraban una actividad cerebral baja o nula.

Este experimento no demuestra otra cosa sino que para los seres humanos el final de una experiencia es determinante en nuestra concepción de la misma. Es decir, solo disfrutamos plenamente de algo cuando estamos felices y satisfechos con el resultado.

La falacia del banquero

Esta es una tendencia muy debatida en la comunidad científica y que explica a la perfección lo que nos ocurre. Esta teoría, conocida como la falacia del banquero, apunta que preferimos las experiencias más inmediatas, es decir, que tomamos decisiones en cuanto a qué nos va a generar mayor satisfacción a corto plazo.

Por tanto, cuando estamos viviendo una experiencia no llegamos a disfrutar tanto de ella si el final no es lo que hubiéramos esperado. Y es que la ciencia ha demostrado una vez más que son pocos los que disfrutan del camino mientras llegan a su destino.

Esto tiene efectos negativos, más allá de criticar una película, y es que esta impulsividad nos lleva a no disfrutar y a tomar decisiones no meditadas que a largo plazo pueden ser peores para nosotros y nuestro entorno.

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