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VÍAS RESPIRATORIAS SENSIBLES
Una teoría postula que la exposición viral hace que los receptores de nuestras vías respiratorias sean excesivamente sensibles durante un tiempo después de la enfermedad.
A nadie le gusta estar enfermo. Por eso, cuando comienzan a remitir los síntomas de un catarro o una gripe nos alegramos de que el cuerpo se haya recuperado… al menos parcialmente. Porque a pesar de que llevemos unos días mejor a nivel físico y el moqueo haya terminado, todavía queda por delante una de las fases más molestas: la tos incontrolable.
Pero, si en teoría ya nos hemos recuperado de la enfermedad ¿cómo es posible que la tos incluso vaya a más? Cuando estamos enfermos, esa inflamación dispara la sensibilidad de los nervios de las vías respiratorias, haciendo que reaccionen de forma exagerada, según sugiere una investigación. Una hipótesis es que la tos persistente tras una infección se produce cuando los nervios permanecen hipersensibles tras el final de una enfermedad.
"Respirar hondo, hablar por teléfono, reír, salir al aire frío... son cosas que en sí mismas no son perjudiciales ni nocivas. Pero, al menos temporalmente, pueden provocarnos ataques de tos" incluso cuando ya no estamos enfermos, afirma el neumólogo e investigador Lorcan McGarvey.
Esto hace que acciones que no son negativas y forman parte de nuestro día a día, como respirar hondo o salir al aire frío, tengan un efecto acrecentado en los nervios que están más sensibles de lo habitual, y se traduzcan en tos. Virus semejantes a la gripe son los que provocan este efecto.
Aunque esta tos entre dentro de lo normal, no debería prolongarse más de tres o cuatro semanas. Si pasa de este periodo, se considera tos crónica y deberíamos consultarlo con un médico para descartar patologías más graves.